En la era digital, saber cómo proteger los contenidos de la web es una prioridad. Cuando no se toman las medidas adecuadas a tiempo, los artículos para el blog, las imágenes, los diseños, las marcas… todo, corre el riesgo de que se utilice sin el consentimiento de su creador. Presta atención a los pasos a dar para blindar los contenidos.
El primer movimiento es registrarlos, así que toma nota del material que es susceptible de protección. Por supuesto, los artículos del blog y los textos; también las fotografías y diseños gráficos, así como los vídeos y otros elementos audiovisuales. Pero también, el software y el código fuente de la web.
Una segunda medida es incluir en la web textos legales que ayudan a reforzar la protección del contenido y desaniman a los posibles infractores. Coge de nuevo el lápiz y apunta los dos que no pueden faltar. Por un lado, el aviso legal, que indica la titularidad y las condiciones de uso del contenido; por otro, las condiciones de uso, es decir, los términos en que los usuarios pueden acceder al contenido.
También es importante la política de privacidad, que especifica cómo se gestionan los datos personales de los usuarios y la política de cookies, que informa sobre su uso y cómo pueden gestionarlas los visitantes.
Otra acción relevante es vigilar el uso indebido del contenido a través de búsquedas periódicas en internet para detectar copias no autorizadas. En este sentido, también es útil configurar alertas de Google para recibir notificaciones cuando se publica contenido similar al de tu web.
Por último, cuando se detecta un plagio, hay que actuar con rapidez, así que anota de nuevo las acciones a tomar. La primera, enviar por correo un aviso de cese y desistimiento al infractor para solicitar que elimine el contenido en un tiempo límite. En paralelo, notifica la infracción al proveedor que aloja el contenido que han copiado sin permiso o a motores de búsqueda como Google. Y, por último, si el infractor no elimina el contenido, es el momento de iniciar acciones legales.
