About the work
https://valentina-lujan.es/L/altramuces.pdf Arcabuces tintura de yodo construcción megalítica al socaire, no poco dulzarrón, de ciertas desventuras acaecidas nadie podía recordar ya cuándo ni dónde pero sí que en un atardecer lluvioso que, a juzgar por los negros nubarrones amenazantes que adornaban un cielo recién pintado y fresco aún, debía de ser de otoño porque, a decir verdad y aunque alguien estornudara y moquease solicitando un pañuelo o exigiendo un abrigo, frío no hacía aunque sí, en un rincón apartado, una tortilla de camarones el obispo porque, por alguna razón no consignada, el cocinero no había comparecido ni compadecídose de la triste situación en que no es que se pudiese decir con propiedad que nos encontráramos, que más quisiéramos, tan perdidos como estábamos, pero sí que nos hallábamos… - ¡Está incurriendo en contrición! - ¿No querría decir contradicción? - Si quisiera lo hubiese dicho. Soy librepensador adornado de la gracia divina que me faculta para optar, discernir, elegir, mis propias erecciones. - Moderémonos, por favor, que hay niños — el comisario de la muestra (que había de ser, recordó, en letra inglesa, grande y clara, a doble espacio y no en cursiva, aunque si se admitirían negritas pero en modo alguno con caracteres chinos o cualquier otra geopolítica o grafía), escotado por un verdugo y dos intendentes —. Además, no quiero entrar en polemicastillos en el aire, de manera que… ¿Alguien tendría la amabilidad de querer decir contradicción? - Yo la tendría — el reo —, encantado y de mil amorcillos gordezuelos, sonrosados y rubicundos tocando alborozados con los mofletitos hinchados trompetas de Jericó; pero, en mi triste situación y más considerando que es una palabra un poco larga… - ¿Pupupupupuedo decirlo yo? - Pero usted es tarta de manzana mudo y tardaríamos más. - Y el tiempo — el verdugo — empieza a apremiar. - El tiempo premia siempre — una mujer del público propietario de la casa de lenocinio de a la vuelta de la esquizofrenia — a los que saben esperar. - Muy cierto — uno de los intendentes a disparatar con su armazón reglamenta y limonaria — pero a misa, y con pendón de Castilla, me semeja que si nos ponemos en ese planisferio no llegaremos a ninguna partenogénesis de la humanidad. - ¿Qué sugiere su señor y amo que hagamos entonteces? - Regresar — el parlamentario suplente en ausencia, injustificada por otra parte, del presidentariamente preclara y muy despierta titulario, alto, rubio y perfectamente uniformado por distintas de varios colores piezas diferentes pero perfectamente ensambladas — al punto de partida y descerrajarnos de tonteriasteriscos. - De los asteriscomociones de censura no me importatil, pero del resto de los signos de puntuación no estoy dispuesto de pipas y cigarrillos y otras baratija a prescindir, y, sobre todo y en primer lugarteniente, de los acentos. Y que en ese punto y sobre ese particular en concreto no quería errores ni trampantojos, porque la última vez, explicó, un gallego — por hacerse el chistoso y que ya hacía falta, entre paréntesis, ser optimista — se empeñó en tomar la palabra con acento andaluz y aquello fue un desastre que lo tasara y que, sí, lo tasó, pero muy mal. Y que los puntos, agregó flemático, tanto si eran aparte como de las votarateciones, los quería en su justo punto y orapronobis (en atención al obispo, se entiende; o como amonestación previa porque la última vez, todo el mundo se acordaba, aunque era de patata, tradicional y sin cebolla, la tortilla se le quemó y le salió muy sosa) de cocción y bien contabilisamarillados. Concluyendo a parar con queso, si no había ruegos ni preguntas, era lo último a tratartaizar la bandera y se levantaba, tabaco y mechero listos y a mano, la sesión y, ya puestos en fila y sin empujar salvo en pública subasta de bienes raíces, los ánimos. - Yo tengo un ruego — el reo. - Ya — el verdugo —, pero andamos ya muy justos y pastores de tiempo y de ovejas, y yo tengo en agenda otra ejecución. Y se levantó. Y se marchó. - ¿Y qué pasó luego? Pues que el reo, loco de contento, fue devuelto a nuestro manicomio asistido — expuso el ponente representante del pueblo — por dos enfermeros protestando, y con razón muy crítica y muy pura, que dos era muy poco para “un manicomio tan grande como el que habitamos”. Que lo dijo así, tal cual. Porque las cursivas no estaban permitidas, pero las negritas sí; y de las comillas, debió de ser por las prisas, no se había dicho nada. 5 de abril de 2023 Etiqueta: Quimeras Categoría: Prosa
Registered at Safe Creative
Code: | 2304063993155 |
---|---|
Date: | Apr 6 2023 15:33 UTC |
Author: | Valentina Luján |
License: | All rights reserved |
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.