En esta ilustración, vemos a una niña pequeña y curiosa parada frente a un monstruo carismático e imponente. El monstruo tiene una sonrisa cálida y acogedora y, a pesar de su tamaño, parece amistoso y no amenazante. El pelaje de la criatura es de un color profundo y oscuro, mientras que sus ojos brillan con un toque de picardía. La sensación general de la ilustración es de misterio e intriga, pero también de comodidad y seguridad, ya que la niña y el monstruo se encuentran juntos en un espacio indefinido.