El monstruo en cuestión es un personaje peculiar y lindo, con sus grandes ojos redondos que están llenos de asombro y un cuerpo pequeño parecido a una hormiga. El uso de carboncillo y grafito, que son medios de dibujo tradicionales, resalta la textura y el sombreado de la ilustración, dándole una sensación de profundidad y dimensionalidad. La ausencia de color solo se suma al encanto y la singularidad de esta pieza, ya que el espectador es libre de imaginar los colores y los detalles en su propia mente. Esta ilustración es perfecta para los niños, ya que despierta su imaginación y les anima a usar su propia creatividad para interpretar al monstruo y su mundo. Los ojos grandes y el cuerpo pequeño hacen que el monstruo parezca vulnerable y accesible, creando una sensación de conexión con el joven espectador. La expresión del monstruo también se deja abierta a la interpretación,