About the work
https://valentina-lujan.es/E/elsentidodelnum.pdf
Una noche hace ya años vi cómo una gata trasportaba de un lugar a otro, agarrada por el cuello con su boca, como ellas lo hacen, a una de sus crías; y recuerdo que me pregunté cuántas tendría, y si las reconocería o ― temerosa yo de que se olvidase de alguna ― sabría contarlas o dispondría, de manera natural, de algún “mecanismo” que la advirtiese de cuántas iba habiendo en el lugar nuevo y cuantas iban quedando en el viejo.
Hoy, leyendo el libro de Francisco J. Rubia “El cerebro nos engaña” leo ― en el punto 5.2. del capítulo 6 “El sentido del número” ― que los animales tienen capacidad aritmética. Pone entre varios ejemplos el de chimpancés que saben reconocer que en una bandeja con dos montones de galletas (uno de ellos con cuatro y otro con tres) hay más galletas que en otra bandeja que también tiene dos montones pero, en ésta, un montón es de cinco y el otro de una.
No pone ningún ejemplo de gata y sus crías, pero me viene a la cabeza aquella, la de Oquendo, y me digo que, de alguna manera, si ella había parido por ejemplo 5 gatillos (que yo copio y pego de internet, para ilustrar qué digo) y sabía que en un lado había esto
según los fuese llevando al sitio nuevo iría viendo en él primero
y luego
y luego
y luego
y, cuando ya viese en el lugar nuevo algo así
entendería ella que los había cambiado todos - aun sin saber contar uno, dos, tres, cuatro, cinco - y, yo, ahora, tantos años después, que hubiese podido ya entonces quedarme tranquila; que no había olvidado ninguno.
1 de abril de 2016
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.