About the work
https://valentina-lujan.es/C/Una%20buena%20idea.pdf
para abrir un diálogo que, sí, se abrió pero no prosperó o no por lo menos como prosperan los diálogos bien trabajados en los que, como su propio nombre indica, se dialoga, es decir, se intercambian opiniones, se critica a los compañeros de trabajo o — si uno o más de los dialogantes están en el paro o se dedican a alguna profesión de esas que se ejercen en soledad como la de por ejemplo escritor se criticará al editor; pero como el editor no es compañero de trabajo dirá Lola mejor no enemistarse, que siempre habrá un lameculos que le vaya con el chisme — a la familia dirá mi amigo o a los amigos dirá mi madre o, que puede ser otra posibilidad aunque no la mencionen ni Lola ni mi amigo ni mi madre, se hablará del tiempo o de política o de lo cara que está la vida o, como último recurso, de arte o de filosofía; y yo no tengo ni idea buena ni mala de a quién poner a hablar con quién ni de qué desconociendo, como desconozco, cuáles puedan ser los puntos fuertes ni los temas preferidos de ninguno de los Ramírez ni de mi amigo ni de Lola…
– ¿Y de mí? — mi madre —, ¿tampoco de mí sabes cuáles son mis puntos fuertes o mis temas favoritos, siendo, como soy, tu madre?
Pero es que, aunque a ella no se lo digo, mi madre no figura ni entre mis temas favoritos ni entre mis puntos fuertes.
Así que…
Continuará
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.