About the work
https://valentina-lujan.es/S/solsticiodein.pdf
El reloj marca la 1:36 y en la radio hay música pienso que grabada anteriormente, aunque puede que no; Andrés Arconada comenta películas con alguien cuyo nombre no recuerdo. En la calle hay más coches que en las noches normales. Hace un rato las luces del bar de copas (caro, para gente rica) estaban apagadas, pero debe de ser que han abierto a la una.
Bajo el escaléxtric están acampadas las mismas personas, o se ven al menos las mismas colchonetas que cualquier otra noche, de siempre.
Pienso si duermen o piensan, si permanecen ahí tumbados, en silencio, añorando sus países y los proyectos que tuvieran algún día; y sus infancias.
Y que tal vez se imaginarán felices con nada más imaginar un techo de una casa con puerta (aunque fuera sin llave) sobre sus cabezas.
Es curioso que por las mañanas, cuando se marchan, no dejan ni un cartón, ni un papel ni una bolsa de plástico, ninguna huella de su estancia ahí.
Un día vi cómo, antes de ponerse en movimiento con sus carritos en los que llevarán, supongo, plegadas las cajas grandes que les hacen de pequeño habitáculo, barrían el lugar con un cartón.
*
Oquios
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.