About the work
https://valentina-lujan.es/doc/Estupendo.pdf
Escribí, con trazo enérgico y en letra grande y clara…
Escribió, sí, con letra no tan grande como escribió que la escribió, pero sí muy clara y muy contento, entusiasmado, con la intención, según contó su madre — una señora encantadora, por cierto, que se veía que lo quiere muchísimo y siempre lo anima — disgustadísima y con lágrimas en los ojos, de continuar. Sin embargo, nos contó, mientras nos invitaba a un café con bizcocho en un pequeño saloncito, debe de ser que se desanimó por culpa de la novia que le dijo, por lo visto y según el relato entre sorbo y sorbo y pequeños y entrecortados suspiros, que ella no pensaba casarse con ningún alter ego de nada ni de nadie…
– Y es que — nos dijo también — yo se lo tenía dicho, pero como mi hijo ha sido siempre un inocentón no me hizo caso, “mira, tesoro de mamá, a mi me parece que esa chica es muy ambiciosa y no te conviene en absoluto”, pero, ya les digo, estaba por lo visto enamorado, esas cosas que les pasan a los jóvenes que no tienen sentido ninguno de la realidad de la vida, y, como no se sintió con fuerzas para decepcionarla, no quiso continuar, renunció de la noche a la mañana a ser alter ego y tiró por la borda, así, porque sí, o, bueno, por amor, pero que… — un suspiro — una carrera que habría podido ser tan brillante, para, total, que ella, una pequeña harpía, que lo sé yo, lo plantase muy poco después porque, le dijo, había conocido el verdadero amor en un vendedor de seguros para decesos. Pero que a ella, la madre, le parecía que como la chica era una oportunista debió de echar sus cuentas y decirse que mientras hubiese un muerto en perspectiva — aunque lo rectificó la madre de inmediato por finado — ella tendría la vida resuelta.
– Y, ¿a qué se dedica su hijo ahora?
– Pues a ser escritor; así por su cuenta y sin pizca de imaginación que tiene; el pobrecito mío, que a quién habrá salido con tan poquito seso.
Dijo.
Papeles
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.