About the work
https://valentina-lujan.es/L/lavozilapalabra.pdf
La voz y la palabra
La voz, las palabras, las inflexiones, la entonación,
las pausas, los gestos de que se las acompaña, la
forma de mirar al pronunciarlas. Todo ello lo tiene
cada cual guardado, en su caja de herramientas.
Sólo hay que, en cada momento, saber elegir las
más convenientes, combinarlas bien y en
consonancia con lo que se esté deseando trasmitir al
que las escucha.
Algunas personas manejan con habilidad las
herramientas, y resultan convincentes. Y logran los
resultados que buscan.
Algunas personas no saben manejarlas. Y saben que
no saben manejarlas ni distinguir cuál es ante cada
situación la más adecuada, la que mejor encaja con el resto de los componentes del elenco
que representará lo que quiere decirse y cómo quiere decirse. Pero saben sí que son peligrosas
con sus dobles filos y sus inflexiones y sus pausas y sus gestos y la manera de mirar al
pronunciarlas. Y tratan de evitarlas.
Algunas personas no saben manejarlas, pero creen que saben manejarlas.
Algunas personas saben jugar con ellas, con la voz y las palabras; pero saben también que
como sólo se trata de un juego no hay que tomarlas demasiado en serio.
Los silencios, en cambio, son más reacios a prestarse a trampas y a juegos.
Más directos y más elocuentes.
La única verdad que cada ser humano puede regalar a sus congéneres lleva siempre y en todo
lo alto, a modo de adorno, un lacito de silencio.
18 de septiembre de 2017
Soliloquios
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.