About the work
https://valentina-lujan.es/D/dilealviento.pdf
Dile al viento que se pare, que no sople y que se calle en los oídos de los niños y en las bocas de sus padres;
de sus padres, de sus madres, sus abuelos y quién sabe si algún amigo lejano de la suegra de un viandante o cercano de un sobrino de un pariente navegante.
Díselo, díselo al viento;
que no silbe y que se pare,
que se calle y que no sople secretos en los oídos de los torpes,
tontos,
necios,
insensatos y mendaces que no saben y no quieren dar los pasos que los lleven a algún día ser más listos,
más buenos y más audaces
y a aprender la voz del viento y a sentirlo, y a escucharle.
Díselo, díselo al viento;
dile al viento y a su padre el Dios que todo lo envuelve y la madre que lo pare,
lo detenga y no lo deje de su mano desviarse lejos del soplo divino que divinamente yace tan tranquilo y tan sereno en el silencio que pace sobre los campos abiertos,
las montañas
y los mares.
Díselo, díselo al viento;
y que se lleve de calle por atajos y veredas oscuros e intransitables la insensatez insolente que se mece y que subyace adormecida y perpleja,
asombrada e insondable,
entre las sombras sedientas de vientos que las arrasen y liberen las candelas que velan por alumbrarles.
24 de febrero de 2012
Entelequios
Poesía
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.