About the work
https://valentina-lujan.es/O/odasilvestrada.pdf
Se estrujan, como limones, los sesos elucubrando los que buscan soluciones a dilemas y a quebrantos y a cuestiones tan complejas como de dónde venimos, dónde estamos, quiénes somos, dónde vamos y por qué en lugar de preguntarse algo tanto más sencillo como el para qué de que — puestos de pies en el mundo — caminemos sin saber buscando nuestro destino el por qué de qué decimos ni para qué lo aprendimos, ni quién fue quien se instruyó antes de darlo sabido en que habíamos de ser quien se reflejara en sus dichos, y en sus obras, y en sus gestos, y en todo lo que conforma, lo que conlleva y se infiere de lo poco que a remolque, a trancas y malamente y a barrancas y a sudores y con cansinos esfuerzos denodados por sabernos aplicamos a encontrarnos en nuestra piel y en los huesos y en la sangre que transita por las venas nuestros cuerpos como si todo estuviera encerrado en el, tan sólo, andamiaje consistente en que se asientan, ¡y tantas!, las cualidades divinas de que nos dotó la sabía inteligencia de un algo que, aun antes de darnos vida, nos dotó de la pericia para alcanzar a la vista de un Universo tan grande y tan magnas maravillas a comprender que no todo lo que es nuestro viene dado nada más por qué se siente cuando cada quien se dice “yo soy yo y esta es mi suerte”.
22 de diciembre de 2012
Coplillas
Poesía
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.