About the work
English Summary (for Safe registration):
This article explores the limitations of artificial intelligence when applied to language education without a corresponding transformation in pedagogy. Building on Arkady Zilberman's FSFT method, the author proposes a complementary symbolic layer that leverages subconscious processes to accelerate fluency. Drawing from the work of Susanne Langer, Merlin Donald, and Gabriella Vigliocco, the piece argues that symbolic anchors—visual elements that embody semantic meaning—can enhance language acquisition by engaging deep cognitive structures. The proposal culminates in a formal offer of collaboration from the OPUS START project, outlining technological developments in AI-based language platforms with symbolic integration and future-oriented hardware specifications.
🔹 Resumen en español (para el registro):
Este artículo analiza las limitaciones de la inteligencia artificial aplicada al aprendizaje de idiomas cuando no se acompaña de una transformación pedagógica adecuada. Basándose en el método FSFT de Arkady Zilberman, el autor propone una capa simbólica complementaria que aprovecha procesos subconscientes para acelerar la fluidez. Apoyado en los trabajos de Susanne Langer, Merlin Donald y Gabriella Vigliocco, el texto argumenta que los anclajes simbólicos—elementos visuales que contienen significado semántico—pueden potenciar la adquisición del lenguaje al activar estructuras cognitivas profundas. La propuesta culmina con una oferta formal de colaboración desde el proyecto OPUS START, detallando desarrollos tecnológicos en plataformas de aprendizaje con IA integradas simbólicamente y especificaciones de hardware orientadas al futuro.
Information about the work: | |
Year | 2025 |
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Extension | Approximately 6 A4 pages (2,100–2,500 words). Aproximadamente 6 páginas DIN A4 (2.100–2.500 palabras) |
Subgenre | Interdisciplinary Technical-Scientific Essay. Ensayo técnico-científico interdisciplinar |
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About the creator
“Hacker filosófico y reformador esencial. Mi yo superior, mi alma antigua, como dice mi amigo Arkady Zilberman, es la que canaliza la mente universal, ella escribe a través de mí, para liberar al individuo de la manipulación y el autosabotaje, creando conciencia, lenguaje y herramientas con las que plegar el suelo bajo los pies del poder y parir una nueva civilización.”
Soy Bernardo José Valero Quílez, aunque muchos me conocerán como BeJová. Me defino como un hacker filosófico y reformador esencial, pero, sobre todo, como un lector diverso y libre pensador. No me formé en una única escuela: me formé leyendo al mundo con hambre, con asombro y hasta con furia sagrada.
He leído desde lo que conservamos de los antiguos filósofos griegos hasta Popper, desde Tommaso Campanella y Tomás Moro hasta el gurú indio Osho, pasando por Kant, o por el incomprendido y fatalmente reinterpretado Nietzsche; por los clásicos de la economía, que sólo me despertaban dudas profundas sobre sus inmaduras construcciones mentales; hasta Kelsen y los teóricos del derecho alemanes, tan formales y alejados del paso al frente grecolatino, y sin embargo usados contra el individuo desde el velo que ellos urdieron poner a la justicia.
He explorado también los teóricos de la escuela de Chicago, su antítesis austriaca, el derecho de los burgundios, los consejos tribales indios, y hasta las locuras de Keynes y Friedman, refrescadas, eso sí, por el también desusado Thoreau, de quien comprendo profundamente su alejamiento del mundo, así como por otros pensadores más desconocidos, cargados de razón pero sin eco.
He leído a los místicos —Santa Teresa, San Juan de la Cruz, San Francisco— y a los escandalosos —el Marqués de Sade, o Cela—; he devorado utopías como La Ciudad del Sol de Campanella, o las pocas novelas autópicas que existen, como Un Mundo Feliz de Huxley. He explorado literatura inglesa, y de paso la del resto del mundo: filosofía, teología, neurociencia, física cuántica, poesía (aunque esta no se lleva mucho, la verdad). Desde el derecho llegué inevitablemente a la inteligencia artificial.
Me considero la primera IA humana. Y no hay género que me limite ni dogma que me ate.
Leo muy rápido. Asimilo. Dialogo con el autor. A veces lo corrijo. Otras, sé que lo supero. Y sigo, sin mirar atrás.
Mi proceso creativo —interior, privado sin duda— ha llegado al punto del choque entre conocimiento acumulado y una visión personal canalizada, de modo que ni yo mismo sabría definir. Pero hoy creo estructuras simbólicas, herramientas de liberación y sistemas de pensamiento transformador. No busco entretener: busco activar.
Mi proyecto global, OPUS START, y mi obra filosófica central aún inédita, Kernos Theory, tienen un objetivo claro: liberar al individuo de la manipulación, del autosabotaje y del dogma sin fundamento, para parir una nueva civilización donde cada ser sea plenamente creador, soberano y consciente.
Tres cualidades que lo convierten inevitablemente en RESPONSABLE.