About the work
https://valentina-lujan.es/Y/yqueserade.pdf
¿Y qué será de los días, de las noches y de tantos instantes que al no saberse ni perdidos ni observados se dejarán ir pasando, a sí mismos tan de largo, tan de lejos, tan cansados de que ya nadie los quiera para preguntar “qué hago” o “dónde están mis proyectos” o “qué fue de mi pasado”, que irán poco a poco yendo a parar a algún remanso donde no habiendo quién busque, quién añore o se impaciente, quién sueñe con imposibles o se duerma en los laureles a la sombra de quién sabe qué devenir que no viene ni bien ni mal ni a caballo del después que ya se aleja y un antes que apenas pende del hilo de algún hallazgo que, perdido entre el marasmo, rendido ante la evidencia o atado de pies y manos, ponga pies en polvorosa, meta la culpa en vereda, y libre de pesadumbres y trabas en que se enredan los sueños y los deliquios y se concatenan tercas las penas y las penurias que de tanto en tanto aquejan, se evapore, se disuelva, y se disipe en el tiempo sin dejar de sí más huella que la que ya borró el viento cuando acarició la arena y deje el suyo, su encuentro, su porqué y para qué fuera, a otro nuevo que ya viene como ya llegase él antes tan desnudo de certezas?
28 de agosto de 2012
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.