SÓLO MEREZCO EL INFIERNO
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Sobre la obra

SÓLO MEREZCO EL INFIERNO

Estoy sentado en la puerta,

en la silla de la entrada,

esperando un milagro...

Que vuelva mi enamorada.

Pero me paro y medito

y pienso quién será ella,

puesto que en toda mi vida

fueron más de dos docenas.

Voy recordando los nombres...

y no recuerdo a ninguna

que realmente me quisiera.

En mi mente sólo hay dudas.

Pero hay una princesita,

a quien yo no quise bien,

que sí demostró su amor.

Y yo nunca la olvidé.

La vida nos separó

por diferentes caminos.

Quizá esta historia marcó,

para siempre, mi destino.

La única que me quiso,

aquella que yo dejé,

no tuvo una buena vida.

Eso siempre lo ignoré.

Pero yo sigo pensando

en lo que hubiera pasado

si, en la Fuente del Pez,

yo no la hubiera dejado.

Ella era pura y limpia,

ella era todo amor,

y yo era un desgraciado

que le rompió el corazón.

La dejé allí, sentada,

mientras decía mi nombre.

No me giré. Seguí andando...

Demostré ser poco hombre.

La vida siguió su curso,

y a mí me fue muy mal.

Un día me la encontré...

y no pude reaccionar.

Quise pedirle perdón,

mas sólo sentí vergüenza.

Cabizbajo me alejé...

Y es que no tenía fuerzas.

Quise llamarla y decirle

que mi vida estaba rota.

Que fue un error dejarla.

Pero enmudeció mi boca.

No pude articular palabra...

y ya la perdí del todo.

Ya nunca volví a verla.

Y seguí mi vida solo.

Hasta que un día un amigo,

conocido por los dos,

me dio la triste noticia...

que me partió el corazón.

Un día al volver a casa

Mari vio algo anormal.

Pilló a su hombre con otra

en el lecho conyugal.

Triste... cogió a su niña,

que tenía unos tres años,

y la llevó con su abuela,

para evitarle más daños.

Mari tomó el autobús

y se fue a la Costa Brava.

Y en las rocas de San Telmo

su vida... se derrumbaba.

Mari saltó al vacío.

Quiso encontrar la paz.

Ella no se merecía

este macabro final.

Y yo sigo aquí sentado

y cubierto de dolor,

arrepentido por todo.

No soy digno del amor.

Ese amor que yo buscaba

ya lo tuve una vez,

pero no supe apreciarlo,

o yo no lo quise ver.

Pude haber sido feliz.

Dios la puso en mi camino.

Y ahora no puedo quejarme.

Yo fabriqué mi destino.

No fue mía la culpa

de su muy triste final.

Otro le puso los cuernos.

Pero sí que soy culpable

de dejarla abandonada.

Sólo merezco el infierno.

J. R. Félix de la Rosa

en memoria de Marie V. M. q. e. p. d. +

40 años después

19 de febrero de 2023

Registrado en Safe Creative

Código: 2403027210922
Fecha: 02-mar-2024 11:45 UTC
Autor: J. R. Félix de la Rosa
Licencia: Todos los derechos reservados

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Sobre el creador

José Ramón Félix de la Rosa
José Ramón Félix de la Rosa / Visual / Literatura

Escribo poesía desde los 10 años (nací en 1960). Mi temática es sobre todo del amor y del desamor. He autopublicado un libro con una selección de mis poesías en Caligrama (Penguim Random House), bajo el título de "DE FLORES Y ESPINAS NACE LA POESÍA (amores y desamores)". Sigo escribiendo y registrando mis obras en Safe Creative. Un placer estar aquí.

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