About the work
http://valentina-lujan.es/S/sanchez.pdf
Ayer, cuando dormía en el sofá a la caída de la tarde, soñé contigo. No pude verte bien porque una mujer joven, a quien yo no conocía — tenía el pelo largo, de color castaño, y llevaba un vestido de flores pequeñas de falda con mucho vuelo — te llevaba en sus brazos mientras subía por una escalera que se enroscaba, como de caracol, alrededor de una torre circular que se iba estrechando, según ascendía, hasta terminar casi en punta.
Eras más pequeño de lo que fuiste nunca y la mujer te llevaba acurrucado, contra su pecho. Tú ibas callado, o estabas dormido, y yo supe que cuando la mujer llegase arriba abriría los brazos y te dejaría caer desde lo alto.
Miré entonces hacia abajo y estabas encima de mi cama, sentado y con la cabeza baja. Te dije Sánchez y, muy despacito, como si te estuviese costando un esfuerzo tremendo, levantaste hacia mí tus ojos tan tristes.
Entonces me di cuenta de que la mujer no podía hacerte ningún daño.
5 de octubre de 2011
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.