Calpurnia
Alicia Bermúdez Merino
Madrid - Spain
Share in: twitter facebook pinterest url

About the work

http://valentina-lujan.es/R/qtanatare.pdf

que, tan atareada como andaba siempre en cuidarse de sí misma y atender, antes que a nada en el mundo, a sus propios intereses y a sus horarios tan rígidos, llegaba siempre tarde y acelerada y, en cuantito se hacía la hora, ya las estaba piando por marcharse aunque nada más nos estuviesen quedando por hacer unos retoques que, ahora sobre la marcha y en caliente, decía la señorita Benilde, se incorporaban sin esfuerzo ninguno aun al más difícil de los caracteres.

Y el de Calpurnia lo era.

El carácter de Calpurnia era, y había que admitirlo y darlo por bueno aun con todas las salvedades que se le pudieran imputar ― sotto voce, por supuesto, siempre, y jamás en presencia de extraños por más que fueran íntimos de alguno de esos que los presentaban como como hermanos ―; uno de los más difíciles que hubiesen adornado nunca a miembro alguno de nuestra comunidad.

–Y yo lo admito ― comentaba la Prieto con sus amigas ―, y lo doy por bueno… ¡no lo he de dar!; pero tendréis que reconocer conmigo que, por parte de Genoveva, fue una osadía que muy bien le podía haber salido mal.

–Le podía, le podía… ― le replicaba una a la que llamábamos Mari, la del bajo ―: ¡Le podía pero le salió bordao!

–Bordao, sí; pero a medias.

–Eso parece un poquit…

–Parecerá ― la Prieto ― todo lo un poquito que tú quieras; ¿pero fue ― mirando con lentitud, a los ojos, a cada una de todas las demás ―, o no fue así?

–No, mujer, si sí ― la tía Sonsoles, que quiere que todo esté en su sitio y no suele gustarle ni quitar ni poner –: ¡Claro que lo fue! Pero lo que no iréis a negarme es que Genoveva es mucha Genoveva y te hace, si viene al caso, dos y hasta tres cosas a la vez…

– ¡Pues una temeridad, te estoy diciendo; insisto! ― la Prieto ―; porque una cosa tan complicadísima como es el carácter de Calpurnia, hay que hacerla sola, con los cinco sentidos y poniendo muchísimo cuidao.

Y podía estar en lo cierto o infravalorando a Genoveva, que fuera nadie a saber erigirse en juez cuando se estaba siendo parte, pero lo que nadie osaría discutirle era que, en verdad, la elaboración del carácter de Calpurnia tan cargado de contradicciones había corrido pareja con la confección de las cortinas del salón, a aguja de gancho con madreselvas entrelazadas.

Lo que quería decir ― resumía la señorita Licinia, utilizando las palabras justas para zanjar el tema antes de que sonara el timbre del bocadillo ―, para no andarse con rodeos, que elaboró uno y otras a ratos perdidos, tomando y dejando ora esta labor ora aquella tarea y alternándolas ambas, por añadidura, con sus múltiples obligaciones consistentes en cuidarse, a temporadas, de tener a todo el vecindario al corriente de en qué país vivíamos o, a ratos, de que no faltara, en tal o cual esquina, la entidad bancaria pertinente y acorde con los tiempos de enorme auge económico que estuviéramos presumiblemente conociendo ― o desolación, epidemias y hambruna cuando no pudiera evitarse una guerra ― ni sobrase, en mejilla alguna, arrebol como el que adornó tan en exceso las de la infortunada Clemencia.

Que era mucho decir, así de un tirón, y una de tantas de entre las muchas aseveraciones que tenían que llenar a todos de una cierta perplejidad de la que ― porque estaba escrito ― nada más podríamos salir cuando hubiéramos recabado información ante Proserpina acerca del fundamente de las tales.

Pero cuando acudiéramos, si no todos sí una comisión, a pedírsela, ella, Proserpina, se limitaría ― porque también estaba escrito aunque, en este caso, por Luzmila ― a encogerse de hombros o a responder, todo lo más, con un muy desahogado y yo qué sé.

Y que si o es que, argumentaría, disponéis, diría, de todos los parientes consanguíneos...

Transgresiones

Registered at Safe Creative

Code: 2308285163723
Date: Aug 28 2023 19:18 UTC
Author: Una muchacha delgadita
License: All rights reserved

More information

About the creator

Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.

Top Works

View all works
Do you want to be up to date with everything that happens in Creators?

Subscribe to our Safe Creative newsletters

I have read and accept the privacy policy

Submit


You have already subscribed to our newsletter.
You will receive our news soon =)


Safe Creative
© 2024 Safe Creative