Se mostraría reticente a tal eventualidad
Alicia Bermúdez Merino
Madrid - Spain
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Y, si mi amigo se mostraba en verdad en desacuerdo y yo no lograba persuadirlo de que un personaje con el que no se había contado previamente podía representar un abanico de posibilidades inesperadas susceptibles de proporcionar quién sería capaz de imaginar cuánto juego, me encontraría con que había introducido un elemento no del todo extraño (pues doña Isidora era sin duda una mujer corriente, con el cabello rubio un poco tal vez ensortijado y de mediana estatura) pero sí alta, muy altamente perturbador en el supuesto de que no fuese ni tan de mediana edad (o incluso de estatura) ni tan aficionada a la repostería sino (y eso sería lo peor de todo) no el repartidor de guías telefónicas o empleado de alguna empresa suministradora de energía que pretendiera no algo tan inocente como leer el contador del gas como se sugiriera en párrafo segundo de pie de página nº 2 de la página 1 sino, que por qué no y una vez “puestos a dejarnos” ― mi madre, que lo dijo en el tono demoledor que gusta utilizar para ridiculizarme al que ya creo haber hecho mención en alguna otra parte de esta mi magna obra ― asaltar por sorpresa por elementos perturbadores, descerrajar, empuñando una pistola con cachas de nácar, un par de tiros en la barriga de Soni…

− ¿Sonia? ― saltó Sonia ― ¿Iba a escribir “un par de tiros en la barriga de Sonia”?

−Sí hija ― mi madre, que mira que le tengo dicho, suplicado incluso, que a mí me destroce la vida todo lo que le dé la gana pero que, por favor, se abstenga de interactuar con mis criaturas ―, en su barriga; pero este hijo mío, que a quién habrá salido, tiene tan mala puntería que ya veremos dónde y a quien da.

− En un meñique, por ejemplo ― sugirió la fisioterapeuta ―que si además es de la mano derecha de algún zurdo es, que lo sé yo, de poquísima utilidad.

− En el meñique, de acuerdo ― el elemento perturbador, sin dejar de apuntar ―; ya vamos avanzando. Ahora sólo falta que tengan la amabilidad de decidir de quién.

− Pues… ― mi madre, que dudó por un instante y en un momento de tanta tensión mientras que, cuando ni hace ninguna falta ni se la espera, es muy rápida facilitando indicaciones que no se le piden ― del nieto mayor. Hala, escribe.

− Ese no ― Ramírez, con esos reflejos tan buenos que él tiene aunque, y quise pensarlo pero andaba muy liado, pudiera ser porque éste fuese tan ojito derecho suyo como el pequeño lo era de la abuela ― que tiene que traducir a mi padre.

− ¿Y por qué no de Krzysztof ― Celedonia, que se le ocurrió de repente y, señalando con su índice ― y de paso esta señorita se venga?

− ¿Y por qué tendría que vengarme yo? ― La fisioterapeuta.

− Si no recuerdo mal o algún desassstre ― Celedonia, con esa ese tan larga y mirándome con tanto desprecio que pensé que era mi madre, pero no, era Celedonia ― no ha perdido el hilo, él la abandonó.

− Ah, pues entonces ― la chica ― un meñique es poco; así que mejor en…

− Pero Krzysztof no está aquí ― el abuelo, por manos del nieto pequeño, que temeroso de que el dedo elegido fuera suyo se apresuró a traducir para, con ello, dejar constancia de que también a él le era imprescindible ―, que no estamos a lo que estamos, recontra. Además, no creo necesario que lleguemos a las manos, y ni siquiera a la sangre; puede muy bien darle a la bombilla del pasillo, que como total ya está fundida…

De modo que nos encaminamos al pasillo, en comitiva, y una vez allí el elemento perturbador disparó a la bombilla…

− ¿Y? ― Muy intrigada mi tía , la de Indalecio, que había escuchado con enorme atención, pero, ya digo, era tirando a cortita.

−Pues que ― Manolita, que andaba con prisa recogiendo las mesas porque “hoy, precisamente, con mi marido que entra de guardia y el niño solo no puede quedarse” y que espabilase ―le dio al brasileño. Y recoja.

Y, mi madre, que “lo que les dije”.

Y, Lola, cerrando filas, que qué lástima con lo bien que iba y “mira ― dijo mientras caminaba hacia la puerta echándolo en el bolso ― que le había dejado el móvil tan preparadito”.

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Code: 2308255140594
Date: Aug 25 2023 18:06 UTC
Author: Sergio Escalante
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Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.

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