About the work
http://valentina-lujan.es/P/pensequeramim.pdf
entendí enseguida que me convenía más que no lo fuese porque ― ella misma me lo recordaría y si no al tiempo, como siempre le gustó tanto darme sustos en su afán irreprimible de tenerme sometido y, más aun, cuando quería que yo dejase de hacer cualquier cosa en la que me viese muy interesado ― aquella tarde, precisamente aquella tarde, tuvieron que llevarla los vecinos a urgencias “porque como contigo, después de todo lo que yo he hecho por ti no se puede contar para nada” y, de paso, aparte del susto, hacerme sentir culpable a pesar de mi firme convicción de que lo que estaba haciendo era chantajearme; y, con una madre en el hospital, uno no puede centrarse y llevar a buen término una labor tan fina como lo es el sacar — y cualquiera que haya vivido tan angustiosa situación lo sabrá — indemnes de un tiroteo a todas sus criaturas.
Así que, por eso, porque supe darme cuenta a tiempo de que era un error — o, bueno, “era”, no, mejor “habría sido” porque como no llegué a pensarlo ni fue ni cuenta —, dije (“escribí”, mejor, porque además recuerdo que no abrí el pico en toda la tarde) que había sido Celedonia.
Pero ella, la señora de Ramírez padre, no se mostro molesta por mi acusación aunque un poco contrariada sí que estaba porque, explicó para justificar su cara larga, “¿qué pinto yo aquí si este insustancial (por el marido) agarra y va y dice que anda?”; y que si a ver si no era indignante después de haberle dedicado su juventud y toda su vida.
Pero que ella quería rehacerla — su vida, dijo, porque su juventud le parecía ya irrecuperable a menos que se sometiese a una operación de estética, o a un lifting, por lo menos, y ella “no tengo a estas alturas yo cuerpo ni ganas de someterme a nada” nuevo — y que, por favor, me rogó, le proporcionase otro destino que le gustaría, a ser posible, de soltera o viuda sin hijos, ni nietos, “porque en esta familia nunca he estado, y aunque esté mal el decirlo, del todo a gusto”. Y, a mis esfuerzos por convencerla de que debía de estar equivocada o confundiéndose de hoja porque lo del señor Ramírez padre andando estaba yo en la idea de que venía mucho después, me respondió con mucha sequedad que a ver si es que yo, un recién llegado como quien dice, le iba a contar a ella cuando echó a andar su marido.
– Intentaré solucionarlo — le dije —, y la tendré al tanto.
– Vale. Pero que siga andando y, por favor, que no se le olvide a usted ni me haga trampas. Porque lo cierto es que me siento, no sé si se podrá imaginar usted cuánto, muy, pero que muy liberada.
Versaciones
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Code: | 2308215109494 |
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Date: | Aug 21 2023 19:51 UTC |
Author: | Sergio Escalante |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.