About the work
https://valentina-lujan.es/alicia/elabordem.pdf
que le dije que le agradecía, pero que me parecía un trabajo superfluo porque yo me arreglo con cualquier cosita y con un huevo frito con patatas me quedo tan contento, y que masa de hojaldre para volovanes, pues para qué…
– ¿Para qué, Lola, masa de hojaldre para volovanes?
– Pues para hacer volovanes para rellenarlos de crema de gambas para rellenar volovanes; que también tengo que hacerla.
Y echó una ojeada a su reloj y, en tono apremiante, a mí que dejara de importunarla con tontadas y fuese poniendo la mesa.
– No necesito mesa — respondí —; sabe perfectamente que siempre que como en casa lo hago en la bandeja del Derby de Epsom. Y hoy, que apenas tengo hambre porque si no he ido al ministerio es porque tengo gripe…
– Para cuatro — indicó.
– ¿Qué cuatro?
– Pues usted, su madre, su tía y el capitán.
– ¿El capitán?
– Sí — ella —, y no me quiera confundir. Hoy no ha ido al ministerio porque es sábado. Y su salud perfecta. Y la comida es especial, un poquito de ceremonia como si dijéramos, así que haga el favor de irse arreglando.
– ¿Para celebrar que es sábado y mi salud perfecta?
– Para recibir a sus invitados. No sea ganso.
– ¿Me pongo el chaqué? — Pregunté con un punto de ironía.
– No hace falta exagerar. Pero uno de los trajes buenos, y una corbata bonita, y los gemelos de su tía Luisa que, por cierto, se va a sentir un poquito dolida de no haber sido invitada para ocasión tan señalada…
– ¿Y cuál es entonces la que viene?
– Pues la del capitán ¿O es que no termino de decírselo?
– Y dale con el capitán, Lola ¿De qué capitán habla?
– Pues del barco ¿De qué capitán va a ser?
– No sé de ningún barco, Lola, ni de ningún capitán… ¿Ha consultado su agenda; está segura de que hoy no es martes y que no tendría que estar en cualquiera de sus otras casas?
– No es martes — replicó terca, abriendo el horno —, y donde tengo que estar es exactamente en esta cocina porque usted mi pidió por favor, eso sí fue el martes, que viniera a preparar la comida por lo de… ya sabe, y me figuro que no tendré que ser yo quien lo ponga a usted al corriente de sus acontecimientos familiares, pero, si usted se empeña…
– Me empeño.
– Bien, pues se lo cuento. Aunque es usted un poquito exasperante — ahora debía de estar haciendo la crema, de gambas, y apretaba botones en la batidora — ¿O me va a decir que yo me he inventado lo de la (…)?
– ¿La qué?
– ¿Decía? — ella, parando la batidora.
– Que se ha inventado, con el ruido de ese chisme no he podido entenderla, no sé qué…
– Es justo lo que le estoy diciendo — apretó otra vez el botón y alzó la voz — ¡que no me lo he inventado!
Y la volvió a parar.
– No, si eso ya — yo — Pero que lo de la qué. Quiero decir.
– Vamos a ver — ahora sacaba con una espátula la crema de la batidora y, con mucha pulcritud, la iba poniendo en un recipiente de cristal —; su tía, ¿no estaba de viaje?
– Por las islas griegas, sí.
– ¿Y en qué medio de trasporte viajaba?
– Pues, si era un crucero, en un barco… ¿Voy bien?
– Estupendamente — colocó el recipiente con la salsa en la nevera, y la cerró. Y haciendo girar su muñeca estiró el índice y, señalando donde el dedo al buen tuntún quiso apuntar, agregó —: Pues de ese barco, de ese barco precisamente es capitán de navío el capitán de navío que viene a pedir la mano de su tía… ¿lo ha entendido?
– ¿La mano de mi tía?
– Eso es — Y se chupó el dedo de salsa. Y se lavó las manos al grifo.
– ¡Pero si mi tía es un callo!
–Chist — Terminó de secarse las manos y se llevó el índice a los labios y, en voz baja — ¿O quiere que lo oiga Indalecio?
– ¿Qué, que va a chivárselo?
– Pues por qué no, con lo listo que es y tanto como habla.
Y que ahora, entiéndase quiero decir “entonces” porque “ahora” yo estoy en otra parte y en otra historia y a saber dónde estará Lola, la disculpase — dijo, sin marcar más pausa que el punto (.) y tirando de la lazada de su delantal — pero tenía que marcharse.
– ¿Sin haber terminado los volovanes?
– El libro que está escribiendo no es de cocina — Respondió alzando la voz, que me llegó desde el pasillo mezclada con el repiquetear de sus tacones.
Y, antes de que la puerta de calle se cerrase a su espalda (tuve que imaginar, porque no la veía), agregó que el resto era asunto mío.
Pero no me preocupé — escribo —porque pensé que aquello era tan sólo otro fundido en negro, de esos que gustaba utilizar mi amigo y que ya había empleado la tarde en que, en la cafetería, Manolita se puso muy nerviosa porque un tipo musculoso amenazó con liarse a tiros si no aparecía de inmediato un abridor.
– ¿Y qué pasó con él? — Mi madre, que hoy no se ha conformado con leer por encima de mi hombro sino que ha echado mano tan resuelta a los cuatro folios que llevo escritos y, tras leerlos bisbiseando (que no sé para qué hago una aclaración tan innecesaria cuando...
Versaciones
Registered at Safe Creative
Code: | 2308195086501 |
---|---|
Date: | Aug 19 2023 14:33 UTC |
Author: | Sergio Escalante |
License: | All rights reserved |
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.