About the work
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Inquirí, llevado de mi recién descubierto (con perplejidad, pues pensaba yo a aquellas alturas de mi vida que ya nada me podría hacer latir de curiosidad) deseo insaciable de aprender a bucear en las profundidades del alma humana por si, llegado el caso, me decantaba por la novela psicológica al estilo de Crimen y Castigo o de Rojo y Negro o, bastante más corta — porque el sólo pensar en tantísimas páginas me producía picores por todo el cuerpo y unas ganas enormes de levantarme e ir a beber agua, o a regar los tiestos, o hacer cualquier cosa con tal de remolonear y demorar el enfrentarme a una tarea tan ardua —, el Túnel de Sábato.
− Y, eso — Lola, que aparece dibujando arabescos en el aire con el cuchillo que trae en la mano —, ¿a quién se lo está usted contando?
Y no le contesto de inmediato porque lo estoy pensando.
− ¿Lo está pensando?
− Sí. No sé qué me conviene.
− ¿Qué, le conviene o no lo conviene?
− Qué contestarle.
− Eso parece, miré — y se sienta, con su patata y su cuchillo tan afilado, tan de patatas, en la silla que me queda enfrente y jamás ha utilizado nadie —, razonable.
Y, añade, mientras va enrollándose sobre el delantal, en su regazo, la serpentina de las peladuras que, qué habilidad, pienso, que tan finita no se le rompe, que es importante…
− Importante porque… Ahora vengo, que voy a por más — y se pone de pie, y con el índice y el pulgar de su mano derecha, el mango del cuchillo encerrado en su puño, sujeta un extremo de la serpentina que se estira, como un muelle y, al compás de sus pasos, podría tanto decirse que tiembla como que baila y dependiendo, claro, considero, mientras Lola vuelve, de si está asustada o está contenta…
− ¡Qué tontería se piensan!
Y, debe de ser porque sin pensar lo he dicho en alto, ella, de regreso, dice que no.
− No es ninguna tontería — y se aplica a una segunda patata —. Piénselo un poquito.
− Lo he pensado; por eso sé que es una tontería sin el menor valor literario.
− Literario, lo que pueda llamarse propiamente literario — ella, con tres patatas más, y grandecitas, en el halda —, puede que sí. Pero…, en lenguaje hablado, ¿le diría usted a alguien, en una conversación corriente, a mí misma, por ejemplo, aquí sentada pelando patatas, algo tan… íntimo, digamos?
− ¿Intimo? Lola, por favor, no exagere… ¡Intimo lo que estaba siendo tan solo una reflexión, absurda, tal vez; una metáfora o alegoría o…
−No, si bueno, si sí — o ella pela muy deprisa o yo escribo muy despacio; está, aunque Dios me libre de mencionar serpentinas, en la cuarta patata —; que lo de las profundidades del alma humana y las alturas de la vida, e incluso lo del deseo insaciable de aprender puede quedar bien, sobre todo si es sobre el papel. Pero, que es por lo que le decía que yo misma, por ejemplo, que no he leído ni sé de qué van ni el crimen ni el castillo ni el rojo ni el negro ni ese túnel, tan cortito, por lo visto… ¿No quedaría pedante que…? Y a mí puede no importarme, le advierto; pero hay personas muy sensibles, o muy susceptible, o muy quisquillosas, que podrían sentirse heridas, humilladas, pensando que las quiere apabullar.
− Y con las serpentinas, entonces, ¿qué hago?
− Yo las encuentro graciosillas, tan saltarinas. Déjelas.
Pero que el castillo lo corrija antes de pasarlo a limpio, que ese es de Kafka y yo puedo no saberlo pero usted no.
Dice.
Pero que, pero otra vez, pero es lo que hay cuando se habla en lenguaje coloquial y sin pensar, no sabe — mirándome con ojos de reproche, como si la culpa la tuviese yo — qué hacer con tanta patata.
Versaciones
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Code: | 2308175076287 |
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Date: | Aug 17 2023 16:33 UTC |
Author: | Felipe Ledesma |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.