¿Otro rifirrafe?
Alicia Bermúdez Merino
Madrid - Spain
Share in: twitter facebook pinterest url

About the work

https://valentina-lujan.es/alicia/rifirra.pdf

– ¿Otro rifirrafe? ― Pregunta, apartando los ojos de la lectura para mirarme.

– Bueno… Es una posibilidad que puede mantenerse ahí, como en reserva, ¿no te parece?

– Si es eso lo que quieres ― hablaba en tono triste, ahora ―, sea. Pero…

– No te gusta.

No dice que sí ni que no sino, en tono triste, “pensé que aspirarías a algo más”.

− ¿Qué mosca te ha picado?

– ¡“Qué mosca me ha picado”!

Bebe del vaso de cerveza, regresa a la lectura, permanece en silencio un rato, vuelve a dejarla y permanece otro rato en silencio golpeando ― acompasadamente, como llevando el ritmo de alguna melodía que esté teniendo en la cabeza, dando lugar a casi dos renglones que agradezco (aunque en silencio me acuso de “miserable” y me prodigo una larga serie de denuestos que, por no cargar las tintas, no trascribo; avergonzado e irritado conmigo mismo por estarme aprovechando de un gesto tan espontaneo e inocente para ilustrar lo que empieza a anidar en mi ánimo como “mi obra”) ― con el mechero sobre el mármol antes de, cerrando los ojos y echando un poco la cabeza hacia atrás, declarar “pero por hoy vamos a dejarlo”.

– ¿Tan pronto?

– No es tan pronto ― responde, y noto que está de mal humor ―; ya es más que anochecido y el local está vacío.

– El local ha estado vacío toda la tarde y en invierno anochece temprano; pero de todos modos lo que quiero decir es que apenas hemos avanzado, poco más de medio folio en el que no ha ocurrido nada nuevo, nada que abra una posibilidad a que suceda algo con lo que no se contaba…

– ¿Y qué tenía que suceder ― rezonga y, con desgana, alza la voz y una mano pidiendo a la camarera otro café por favor y, a mí, que yo qué; asiento sin hablar y corrige “que sean dos”, a ella, y a mí otra vez que qué tenía que suceder ―, o te piensas que la literatura tiene que ser forzosamente una sucesión de hechos fantásticos?

– No forzosamente. No hechos fantásticos ― respondo ―. Pero parece lógico que cada palabra, cada frase, contenga la intención de conducir a alguna parte, insinúe al lector que tal vez merezca la pena el continuar leyendo.

– ¡Fíate de la lógica! ― la camarera ha venido y deposita sobre la mesa su bandeja con dos vasos y dos botellines de cerveza que, al destaparlos, dejan escapar el sonido sibilante característico que todo el mundo reconoce como el sonido sibilante que hace un botellín de cerveza cuando se lo destapa – Fíate de la lógica ― repite, mirando cómo la espuma alcanza el borde del vaso para, a punto de rebasarlo y chorrear formando un pequeño charco sobre el mármol parecer reprimirse, contenerse, y empezar poco a poco a replegarse mientras los pasos de la camarera se alejan.

Aparta la vista y se queda callado, sin terminar ninguna frase de la que yo creyese que “Fíate de la lógica” era sólo el principio mientras, en la distancia, el sonido de los pasos se extingue.

El sonido de los pasos se extingue creando un cierto clima que se me antoja muy adecuado para dar paso en la imaginación del lector a eso que en cine se llama “fundido encadenado” y facilita que, en ese irse extinguiendo de los pasos, empiece a tomar cuerpo un nuevo plano mostrando, tal vez, una situación distinta también nueva que, mientras se termina de plasmar, da un momento de respiro al espectador para cambiar de postura en su butaca, o para carraspear, o para liberarse un poco de la tensión de los últimos acontecimientos contemplados y, una vez con la mente despejada y el interés renovado, sumergirse de nuevo en la acción con nuevos ánimos que a mi amigo, muy por el contrario, le parece, cuando se lo comento ilusionado, una temeridad cuando no y abiertamente una mamarrachada porque, dice, “y qué te garantiza a ti que se te vaya a ocurrir algo nuevo” porque, dice también, si no se te ocurre, ese extinguirse tan sugerente no habrá servido para absolutamente nada; y el lector, que no espectador, se llevará una grandísima decepción, un enorme chasco que, por fortuna, ni ha lugar ni viene al caso porque ― “y ahí está si no ella”, dice ― la camarera ha regresado con paso muy vivo lamentándose con ademanes impacientes y tono muy alterado de haber extraviado su abridor y preguntando muy nerviosa si por casualidad lo habremos visto porque, de lo contrario, su cliente ― un individuo musculoso, de aspecto un tanto fiero y cara de pocos amigos ― montará en cólera cuando sea informado de que tendrá que tomarse un batido o, como mucho, un café con leche; y si monta en cólera agarrará una silla y destrozará iracundo el local o, quién sabe si no incluso, desenfundará su revólver y se liará a tiros con toda la clientela, y se organizará una tremenda masacre…

Versaciones

Registered at Safe Creative

Code: 2308135058018
Date: Aug 13 2023 20:13 UTC
Author: Sergio Escalante
License: All rights reserved

More information

About the creator

Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.

Top Works

View all works
Do you want to be up to date with everything that happens in Creators?

Subscribe to our Safe Creative newsletters

I have read and accept the privacy policy

Submit


You have already subscribed to our newsletter.
You will receive our news soon =)


Safe Creative
© 2024 Safe Creative