About the work
https://valentina-lujan.es/T/tresporcuatro.pdf
Tres por cuatro doce lunas1 veinticuatro medias noches2 cuarenta y ocho las horas3 de dos días y los primores4 como guardan en sus manos5 pequeñitas los relojes6 que marcan midiendo el tiempo7 desvelado del insomne8 que despertará sabiendo9 que mientras la vida ronde10 la muerte tendrá perdida11 la partida en que el redoble12 de tambores que se alejan13 dejando en el horizonte14 el batir de alas truncadas15 y arrancadas de sus goznes16 las bisagras que dan juego17 con ventaja y sin mandoble18 a los goces de maltrechos19 malhadados estertores20 que se escapan cual malquistos21 despreciables malhechores22 que no hicieron otra cosa23 que mal echar por la borda24 qué hubo de bueno algún día25 en los idiotas que adoran26 a dioses que sólo quieren27 que nada les haga sombra28 que oscurezca las virtudes29 de un hacer que no les honra30 más allá de la espesura31 que se expande y que desborda32 los límites de las lindes33 de lindezas con que exornan34 la exhortación a dar pábulo35 por fuerza y en mala hora36 a qué dijeron las voces37 de los proscritos que ahogan38 en silencio las verdades39 que a sus gargantas afloran40 sentenciadas a ser muertas41 si osan salir de las bocas42.
17 de noviembre de 2012
Rap
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.