About the work
https://valentina-lujan.es/C/caminaredesc.pdf
Caminaré descalzo por las calles callando y colmando de olvido los recuerdos malsanos que torcieron el rumbo del futuro sin tiempo que desnudo del nudo que la memoria ata matará de una sola, bien certera estocada, las certezas torcidas que quebraron la blanca blandura del insomnio que descansa en la tibia quietud que no se alcanza más que cuando a la vuelta de la espera colmada se estira, y se retuerce, y se enrosca en la mansa rareza de las horas que giran ignoradas.
Y en su bailar sin ritmo y en el rodar que romo se buscará en el filo de la espada de un tiempo que parte en retirada, se encontrará en el centro mismo de la nonada que se zafó algún día de ser fiera enjaulada en la mismidad ciega que no supo atraparla.
Y luego ya despierto, de par en par violácea la luz que a la negrura en el alba desgarra, rogaré a los albores de viejas malandanzas que dirijan sus pasos fuera de los caminos que transitan las almas de los que habiendo sido sin saber aguardaban a saber si no siendo algo que imaginaban llegarían algún día a ser lo que entre sueños de lejos vislumbraban.
20 de agosto de 2016
Deliquios
Poesía
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.