About the work
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Ay que no tires no tires del hilo de la cometa ni piedras a mi tejado que mi padre se despierta; y si despierta mi padre en mitad de la tormenta por el medio de la calle correrán dichos y afrentas de las vecinas contando que es que quieres enfadarlo porque en vereda me meta y me saque de las monjas que son las que no me dejan ni de noche ni de día ni a la sombra de la higuera de junto a la veredilla que va por tras de la huerta seguir bordando entre horas, de a ratos, cuando la siesta, las estrellas en el manto de la virgen de la iglesia que arriba en todo lo alto de la colina se eleva por debajo de las nubes que en invierno son tan negras y en verano se amodorran para adormecidas ellas hacer como que no saben que olvidaron la promesa de no escuchar a los truenos que retumban cuando arrecia el silencio, sigiloso, que despacito se acerca de puntillas adornado y aderezado de peras que al cuarto puso el obispo a las chismosas que enredan murmurando que si bordo y que si tiras o truena.
Ay que no tires, te digo, ni del hilo ni más piedras ni de las lenguas mordaces de las vecinas que rezan sus rosarios rezongando entre aleluyas consejas que destilan insidiosas maledicencias perversas que, al pasar de boca en boca más rápido que las cuentas que ellas deslizan despacio por alargar la novena, van acortando los tiempos que median desde que era el de las primeras luces y el de las tercianas tercas que no dejan de aquejarme rondándome la cabeza con que si tú y si mi padre y tejados y cometas y truenos que si retumban en las noches de tormenta despertarán al obispo sin que haya puesto aun a cuarto las peras que no le dejan dormir un sueño tranquilo, ni feliz, ni a pierna suelta.
4 de agosto de 2017
Coplillas
Poesía
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Code: | 2308014945897 |
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Date: | Aug 1 2023 12:39 UTC |
Author: | Afrodita |
License: | All rights reserved |
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.