About the work
https://valentina-lujan.es/A/algunaspreg.pdf
(Título en mis archivos: Alzar el cierre).
¿Y si el mundo no existe hasta que se abren los ojos cada día?
¿Quién puede asegurar que el mundo estaba ahí ya antes de que el primero que se despierta cada día abriese los ojos?
¿Y si un “mal día” debe su andar averiado a que ese primero que se despertó lo miró mal?
Se dice muchas veces que el mundo es feo; pero… ¿y si son los ojos que lo miran los que lo visten de fealdad?
Oh, sí, claro. Se me puede contestar “estaba antes, porque recuerdo que ayer también lo vi”.
Pero eso es nada más porque también hubo ayer alguien que fue el primero en abrir los ojos.
¿Será por eso por lo que la Tierra gira? ¿Para que, en cada instante, en todos los lugares del planeta, a cada milésima, diezmillonésima de segundo, alguien tome el testigo, la llave que abre el día?
Pero… ¿y fuera de este planeta?
¿Cuáles son los ojos que al abrirse arrojan luz sobre el Universo?
¿Cuál la mano invisible que alza el cierre para que entremos en él?
*
Etiqueta: Deliquios
Categoría: Prosa
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| Code: | 1012288150451 |
|---|---|
| Date: | Dec 28 2010 13:00 UTC |
| Author: | Valentina Luján |
| License: | All rights reserved |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.