About the work
http://valentina-lujan.es/E/En%20la%20pared%20de%20la%20derecha%20habia%20otro%20tapiz.pdf En la pared de la derecha había otro tapiz, distinto, con un río y unos hombres a caballo y perros; yo siempre pensaba una cacería aunque, como dentro de los límites de la tela no aparecía ninguna escena cruel ni había animal muerto y las trompetas que llevaban los hombres no se oían, la sensación al contemplarlo resultaba bastante placentera, solitaria y silenciosa, y tal vez por eso me gustaba mirarlo. Recuerdo que cuando volvía del colegio, a mediodía, me sentaba ahí callada, en uno de los sillones de oreja, mientras mi madre hacía la comida bien pendiente de tenerla lista para cuando llegase mi padre del banco, y, si no leía, miraba un castillo que había al fondo, con muchas torres, fantaseando lo feliz que viviría, en aquella paz, la princesa – con uno de esos tocados altos con forma de cucurucho que había visto en los cuentos rematado con una cascada de tules – que imaginaba bordando, tan tranquila junto a alguna de las troneras, estrechas, que se abrían en los muros. Quería ser aquella princesa; no otra con más vida social y más ir y venir a fiestas elegantes con música y baile y mucho relacionarse y mucho lujo, sino aquella: una princesa recatada y a salvo, lejos del mundo. Parecerá tonto, pero yo lo sentía. Vivía el ambiente un poco frío y húmedo de aquel lugar quizás no del todo confortable, pero seguro; y percibía la luz que se me antojaba no supe nunca por qué tirando a rosácea, y un vientecillo suave que apenas agitaba las hojas de los árboles que bordeaban el río. Y bordaba, bordaba en un bastidor, sin ningún nudo en el centro del pecho y sin ninguna inquietud ni la más remota necesidad de esperar o suponer qué ocurrirá mañana. Aun hoy, el sólo hecho de recordar qué sentía, me produce algo parecido a lo que a mi particular y un poco peregrino criterio más se aproxima a la felicidad. Un concepto de la felicidad bastante sobrio, podría decirse. Pero en realidad ambicioso o, tal vez, sólo egoísta. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.