About the work
https://valentina-lujan.es/I/igualquesusbraz.pdf Que ellas que despues de muchas pegas y muchas discusiones vinieron a ser casualmente catorce porque todas las demás pusieron excusas — o se las inventaron, Licinia, le dijo el director, que todos sabemos cómo son las madres — aduciendo que ellas tenían mucho que hacer y no les quedaba tiempo de ponerse a bordar y las que se pusieron les salió a cada cual como Dios le dio a entender y a su modo y manera porque algunas eran tan modernas y tan ejecutivas o feministas que les parecía una humillación el saber agarrar una aguja y no digamos ya ponerse un dedal que es cosa de abuelas bordaron con los nombres de los respectivos vástagos cotorreando, entre ellas — para alivio de la señorita, que, ahora, con la Verdana tan clarita, veía estupendamente y sin las gafas que estaban faltando tantas comas que por poco se ahoga —, que a ver por qué tenemos que ser siempre nosotras las que hacemos estos trabajos tan duros mientras que ellos se pasan la vida de comilonas y reuniones o todo lo más hacen la comida o algún viaje de negocios o al supermercado a hacer la compra y, sí, si les queda tiempo — la señorita volvió a tomar resuello — arreglan algún enchufe o la lavadora y llevan el coche a revisar o el niño al médico o a esgrima… Y colocó la señorita las comas, celebrando, eso sí, que ahora la letra fuese más grande y que tuviésemos, en las catorce ocas y a modo de muestra, una colección de distintivos con sus nombres que, a medida que avanzase el juego y se incorporasen nuevos jugadores, iríamos de a poquito ampliando y perfeccionando; y que, también, los trabajos quedarían más vistosos. Y se alegró asimismo de que, y se lo dijo al director, “mire, don Acisclo, con la Verdana 13 salimos justo a página por dictado y alumno”; y que así se llevaba mejor la cuenta de los novillos. Etiqueta: Papeles Categoría: Telas
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.