About the work
https://valentina-lujan.es/Est/detantoq.pdf De tanto que valoramos en el juego de la vida los tantos que prometieran lograr el triunfo en sus lides perdimos de vista tantos, tantos pequeños tantitos, que entre tantos se aliaron, soberbios o resentidos, por ser un tanto tan grande, valeroso y aguerrido, que cuentan quienes lo vieron, tan humilde, tan sencillo, que se alzó con la victoria sin haber hecho promesa ni enarbolar triunfo alguno en sus manos, tan vacías, que cuentan quienes lo vieron cómo vieron que traía tantos, tantos, tantos tantos que, tanto como de tanto tan contentos se reían… – Si bien si por mal acuerdo o por bien mal elegido camino que condujera a perder aguja e hilo, no pensaba (o eso dijo) que pensando se llegase a conclusión o escondrijo que desentrañara nunca el siempre dudoso asilo en que se abisma qué puede pudiera o pudo ser lo que, a sapiencia o ignorancia de haberlo o no preferido, desencadene un ahora, su hijo que, luego, el momento que vivimos, sería proceder o ocaso de qué fuera o de qué vino. – Y que tinto, por favor. Pero sólo dos deditos. – Aunque (que también lo dijo) a buenas horas. Las once, por ejemplo. – ¿En punto? Más diría yo por ventura. – Pues que sean, si no es mucho pedir y ya que estamos, y dos o menos tres. Y que, después de todo y visto lo visto, que lo dijo también, no estaba tan mal. – Pero, ya por premeditación o ya si adrede, el grifo no lo cerró. Que no me lo esperaba. La verdad. Etiqueta: Quimeras Categoría: Prosa
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.