About the work
https://valentina-lujan.es/Q/constrictor.pdf Constrictor revocar barniz suntuario, estrambote filiación estigma, amalgama disociación preámbulo, a medias noches tintas de calcinarse la espesura del suave obturar, de sol a sol o a oscuras, la tórrida asechanza de centenares de centinelas al acecho de quién cruza la línea, a sangre o yerro que dibuja, por sólo conjugar y sin más trecho, el álgido atenazar de manos frías, cerrando, con parvedad casi redonda, la brecha que se zanja en la creciente ociosidad de la impostura. – Pero procurando, no se conoce el porqué pero parece sí importante, no derribar ni los festones ni las tablas. Y que a ver quién. Y un mutis por el foro. Y que qué tal, a un “buenas noches” ya a desmano. Dirimiendo — con unas gotitas de acetona, “pero no te pases” — a un sotavento que no arranca, pero, y eso hay que reconocérselo, buena voluntad sí que pone, si será más oportuno dar por cierto arraigo o, por ventura, finalizado el tercer misterio del rosario… – Aunque sea a medias, que quedaban tres cuentas y dos avemarías, pero ya se sabe… Tan indecisa siempre y, para mayor desesperación o desencanto, con una frecuencia que llega – con la lengua fuera, sí, y disculpándose —, si no se agarra fuerte y con las dos manos, a sacarla de quicio. – ¡Mira lo que has hecho! Y que si se hace cargo, o por lo menos — que ya sería algo para salir del paso — responsable. Pero, ella, lloriqueando y sonándose los mocos, “no he sido yo”. – Y, ahora, vete a tu cuarto y, sin rechistar, no te metas en ese cofrecito pequeño de los pendientes. Porque, de verdad se lo digo, qué manía tan perniciosa. 18 de febrero de 2023 Etiqueta: Quimeras Categoría: Prosa
Comments
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.