About the work
https://valentina-lujan.es/P/perocomolas.pdf Porque como las anotaciones que nos han conducido a estas fotos que nos muestra son — si nos remitimos en primer lugar al enlace oculto que se encuentra (o más bien no se encuentra, porque no se ve nada que lo indique, pero ahí está) justo a la derecha de la palabra Presentación en esta página y si, en segundo lugar, damos por cierto (y no tenemos por qué no darlo) que las personas medianamente serias y razonablemente sensatas mantienen sus señas de identidad a lo largo de toda su vida como si de las mismísimas huellas dactilares se tratara —, a la vista de sus sempiternos tres globos de colores, de Amada Asís de Jaula, no se debe dar toda la carta de naturaleza de este mundo a sus aseveraciones y, menos aún, cuando después de realizadas las pertinentes comprobaciones quedo plenamente refrendado que la caja era de zapatos, sí, pero de la colección de fotografías que desde las susodichas anotaciones nos mostraba había dos, sólo dos, que en efecto estaban (y estarán todavía si no ha ocurrido ningún percance) en la ya mencionada caja de zapatos y que son, a saber: 1ª- Foto de habitación decorada con fotos (consignada en el inventario como ). 2ª- Encarnación Corcuera; consignada, en el mismo inventario de la misma caja, como El resto de las fotos de la serie que se muestra estaban — con las excepciones de doña Loreto y la titulada (y enmarcada) sin título con marco, que está en el álbum de fotos a continuación (o detrás o por debajo) de Sánchez con niña y dama negra—, casi todas, en la caja de galletas. Pero eso tratándose de Amada no es de extrañar porque, como muy bien dijese Rufita Varela… ¡Pobrecita Amada! Etiqueta: De entre los papeles de un baulito chino Etiqueta: Telas de araña
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Code: | 2305294441392 |
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Date: | May 29 2023 09:47 UTC |
Author: | El administrador |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.