About the work
https://valentina-lujan.es/A/Contratar%20una%20asistenta.pdf porque primero yo no tenía, no la necesitaba porque la ropa, es decir las camisas, que parece que son lo más esencial en cuestión de vestuario en los hombres, no eran para mí un problema porque en la ferretería siempre estaba con prendas deportivas, camisetas, quiero decir, de esas de manga corta que no hace falta planchar, o, bueno, yo no las planchaba; pero cuando tras el reencuentro con mi amigo y haber escrito ministerio — que fue un descuido, o un pronto que se me escapó sin mucha reflexión porque cuando escribí, recuerdo, que me preguntó ¿sigues en el ministerio?, podía haber escrito ¿sigues en la tienda de accesorios para el automóvil?, o ¿sigues en la papelería del padre de Gertrudis?, una chica muy mona que yo conocía de vista aunque no estaba muy seguro de que se llamara Gertrudis, pero, yo, sin saber mucho por qué, siempre le vi cara, o andares, de llamarse Gertrudis y sabía, porque eso sí lo sabía, que era sobrina de una señora viuda que vivía en el séptimo y la llamaban siempre la sobrina de la de Fresnedillo porque, se comentaba, su hermano y la mujer habían muerto en un accidente de aviación cuando la chica era muy niña — y haberse enredado la cosa con lo de los expedientes y el ordenanza y su padre y la papiroflexia, ya no supe salirme de ahí, y, claro, como era un cargo de una cierta categoría, tuve que comprarme algún traje, y corbatas y, que es por lo que mi madre me estuvo enviando a su criada para que las planchase, unas cuantas camisas; pero luego el marido se jubiló y se marcharon al pueblo, de ella, porque, le explicó a mi madre, siempre habían tenido la ilusión de un terrenito para plantar albaricoques, y por eso tuve que estar deambulando por distintas agencias de servicio doméstico, pero eran caras, y todos mis ingresos se reducían a una transferencia mensual que recibía en francos CFP que parecían mucho, sí, más de ochenta mil, pero al cambio se quedaba en apenas setecientos euros, y, yo, teniendo que hacer frente al alquiler y con dos bocas que alimentar… Pregunté, sólo por curiosidad, en la ferretería de a la vuelta y me dijeron que novecientos. Casi doscientos más, y sin haber necesitado tanta camisa. Pero dentro de todo tuve suerte, porque Lola, que la encontré casi por casualidad, me dijo que por el dinero no me preocupase, que su situación económica era podría decirse desahogada, pero que le gustaba cocinar y que, para ella sola no encontraba campo para su creatividad. – En casa somos tres bocas, pero — le advertí, que a mí no me gusta mentir ni engañar — pero hay dos que no se crea usted que… Pero me contestó que algo era algo, y que andaría entretenida, además, con lo de las camisas. Etiqueta: De entre los papeles de un baulito chino Categoría: Telas de Araña
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Code: | 2305284437404 |
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Date: | May 28 2023 20:36 UTC |
Author: | Sergio Escalante |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.