About the work
https://valentina-lujan.es/alicia/eranpocomas.pdf cuando me percaté de que la una o dos quincenas que todo lo más darían de sí los ocho días de vacaciones de Gutiérrez debían de haber expirado aquella misma mañana sin que yo — tan inmerso en mi trabajo bajo la presión a que me tenía sometido la advertencia que me hiciese mi amigo el día del bacalao y del papel de envolver de que o espabilaba o… — anduviese atento a sobresaltarme al oír su voz y, apartando la vista de mis papeles para mirar al hombre que tras un par de golpecitos a la puerta había hecho acto de presencia en mi despacho, sorprenderme de que ni su complexión ni su estatura ni su incipiente calvicie fueran las de Ramírez exhibiendo la amplia sonrisa con que me dio los buenos días informándome, de paso y al cabo de un dubitativo carraspeo, de que estaba encantado de estar de regreso y no, que lo entendiera, “entiéndame”, dijo, porque no se hubiera divertido muchísimo cazando y pescando y montando a caballo y haciendo motocross y hasta un poquito de esquí acuático, sino porque había pasado todo el tiempo intranquilo, preocupado por si su suplente, “un buen hombre, por otra parte, que líbreme Dios de decir nada de él que pueda desprestigiarle; que ya lo conozco yo de suplencias anteriores y es enormemente eficiente, pero que con tantos problemas familiares anda siempre un poco cabizbajo, distraído, y cabe — de ahí mi preocupación — la posibilidad de que, aun siendo un jardinero sumamente experto, ¡no quiera usted imaginar cómo domina la técnica del ikebana!, haya, en algún momento, equivocado los expedientes y traídole, pues, qué le diría yo qué…, que le ruego me perdone pero debo de estar desentrenado aunque no quiero que usted se preocupe porque me pondré al día en cuanto se me pase el jet lag, lo siento muchísimo pero no se me ocurre nada” sin que yo, que ya digo que desapercibido como me pilló no me tomé la molestia de sobresaltarme, atendiese, como hubiese sido lo justo y razonable, a mostrarme sorprendido y, en consecuencia y por efecto de la propia sorpresa, no pararme, atribulado y confuso, a considerar cuál pudiera ser la actitud de mi amigo ante la perspectiva de un cambio de planes tan poco premeditado que, sin embargo, se manifestó como inminente cuando, tarde y mal y un poco de cualquier manera y con muy discutible naturalidad, reaccioné y, a la vista de mi perplejidad — Gutiérrez siempre había disimulado muy bien —, declaró en tono festivo “¡ya estamos de regreso, don Sergio, para lo que usted mande!”. Etiqueta: Versacionesdeunchup Categoría: Telas de araña
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.