About the work
https://valentina-lujan.es/G/porquepasoad.pdf Porque pasó a denominársela así, Bernardina la del quinto aunque ya nadie era capaz, al cabo de los años, de dar una buena explicación a un apelativo que en “nuestra urbanización” — una zona con aspiraciones de “residencial”, toda ella de chalés adosados de esos que son todos tan idénticos que, un día, de vuelta de misa (de ocho, de la tarde y en invierno), la tía Viuda de las de Vinuesa se equivocó sin darse cuenta de puerta, y cuando vino a abrir una señorita muy mona y muy bien maquillada ataviada con picardías transparente y chinelas de raso con pompón ella le dijo “tú debes de ser la nueva”; y como la chica contestara que sí ella le expresó su ferviente deseo de que “dures en esta casa tantos años como duró la pobre Valeria que Dios tenga en su gloria” y le explicó también que había sido la mejor y la más leal de todas las chicas que habían pasado por su casa pero que, sin saber por qué, en cuanto apareció la Loli empezó a apagarse apagarse , como una vela hasta que… Y se enjugó la anciana los ojos con un pañuelo que se sacó de la manga — no tenía mucha razón de ser pero se justificaba bajo el alegato de que un día, cuando a consecuencia de que por causa de un olor malísimo que se extendía más y más por toda la calle acudieron del juzgado a descerrajar donde don Nicolás y a levantar el atestado de por qué un grifo llevaba cerca de una semana corriendo sin parar, la tapicera (que estaba presente como testigo ocular) se quedó mirando una fotografía de una señora muy elegante con sombrero de agujón que había sobre la consola de la entrada, y luego cogió el marco de plata y se lo acercó a los ojos para verla mejor, y cuando la hubo visto mejor dijo muy sorprendida “¡pero si es Bernardina la del quinto!”. Etiqueta: De entre los papeles de un baulito chino Categoría: Telas de araña
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.