About the work
http://valentina-lujan.es/R/cuyaimprac.pdf cuya impracticabilidad había empezado a tomar cuerpo como posibilidad muy en embrión, a largo plazo, de forma un tanto casual un día de invierno en que se habían reunido felizmente... «o no tan felizmente si vamos a ser sinceros» ¬¬— y la tía Angelines sonrió con un encogimiento de hombros como diciendo «pero qué se va a hacer» — aunque sí satisfechos todos de la buena gestión que cada cual, por cierto, dijo, se atribuía — y mamá barrió con una mirada circular el salón levantando un poquito las cejas, movió levemente la cabeza a ambos lados y, tras exhalar un breve suspiro, musito «eso pasa con frecuencia» y que qué iba nadie a contarle a ella —, llevada a cabo para conseguir, a base de un verdadero derroche de diplomacia y mano izquierda, que unos y otros se aviniesen a soslayar sus respectivas dificultades anulando o posponiendo compromisos y citas consignados en las respectivas agendas. Era un ritual, contó, que se celebraba desde muy antiguo y todos los asistentes se mostraban de acuerdo en que estaba bien «es agradable después de todo — repetía la tía Esmeralda sistemáticamente, sin omitir jamás su sonrisita bobalicona ni modificar una sola palabra de una vez para otra — esto de verse, aunque sea de tarde en tarde, y comentar, cambiar impresiones y, si sobra tiempo, charlar un poquito de esto y de lo otro»; era muy grato, sí, estar juntos, corroborándolo cada cual con sus propios tópicos acuñados desde tiempo inmemorial. Sobró tiempo, dijo, sin embargo; sobró tiempo y todo el mundo lo achacó a que al faltar don Isidoro — fallecido meses atrás en circunstancias que dijo doña Regla no iban al caso encareciendo, eso sí, cuánto había que celebrar lo muy poquito que había sufrido porque no le dio tiempo a enterarse de nada y añadiendo, tras suspirar muy profundamente y llevarse a los ojos un pañuelo de papel arrugado «¿quién tuviera una muerte tan dulce?», y que Dios lo tuviese en su gloria tan hablador y tan dicharachero y tan simpático — las frases que no pudo decir diseminaron, por aquí y por allá, un sinfín de retazos de silencios que, agrupados, arrojaron un saldo de vacío tan molesto para todos que, «como había que rellenarlo — recordó la tía Angelines — fuera como fuera», acabó por conducir a que, alguien, terminara sacando a colación a Herminia.. Etiqueta: De entre los papeles de un baulito chino Categoría: Telas de araña
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.