About the work
http://valentina-lujan.es/G/ginebrasinlancelot.pdf Un cigarro y una copa y palabras que se enredan no importa en qué conclusiones mientras arrastren las penas. Un cigarro y una copa y pensamientos que vuelan sin pretensiones de altura ni profundidad ni tretas. Tretas, ardides, engaños, que empujan, sumen, relegan, a la soledad traidora al pozo de las tinieblas. Y las tinieblas oscuras, sombrías, muy feas, ahogándose en su negrura reniegan de su vileza, y gimen y se retuercen y claman por su grandeza, la enormidad del fracaso que arrastran sus tocas negras. Y se deshacen en lágrimas, maldicen y se condenan al fuego eterno en que arden la maldad y la miseria. Y se eleva un humo alto por encima de las tejas, de las torres y los trazos de sinsabores y afrentas que arrogantes algún día quisieron dejar su huella. Huella de antaño maldito, huella de antaño siniestro, huella de antaño perdido en estúpidos delirios que el recordar da pereza. Delirios de ambición ciega, de pretensiones paletas, de lujos a precio módico comprados a duras penas. Y yo no quiero esos lujos, ni esos sueños ni esas necias pretensiones engañosas que a la postre en nada quedan. –¿Qué quieres niña tú entonces? ―Me pregunta la voz recia del fondo de los pesares que allá, en el fondo del alma, conservan un leve rastro de la niña que en mí queda. –¡Yo no sé qué quiero, voz! ―Le contesto yo contenta ―Sólo quiero que me dejen soñar con lo que yo quiera. Y despertar ya sin miedo a ser una triste vieja. 18 de diciembre de 2009 Etiqueta: Coloquios Categoría: Poesía
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Code: | 1012288154404 |
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Date: | Dec 28 2010 20:46 UTC |
Author: | Valentina Luján |
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.