About the work
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él, por sí mismo y con su propio raciocinio, que yo pensaba por mí mismo y con mi propio raciocinio o, bajo el influjo o abducido ambos por alguna fuerza extraña, creíamos, él y yo — o preferentemente y en realidad nada mas él, puesto que según mi repentino planteamiento yo estaría siendo tan sólo un ente de ficción y, por tanto, ni pensante ni sintiente ni responsable de
– ¿De qué?, Lola — yo, porque se había parado en seco, de golpe, de hablar aunque no de continuar bordando, a punto de cruz, una mariposa de colores en una tela blanca encajada en el aro de un bastidor —, ¿responsable de qué?, que necesito saberlo para terminar esa frase y cerrar el guion que tengo abierto y poder continuar con lo de la fuerza extraña que creíamos, él y yo, o preferentemente y en realidad nada más él puesto que yo estaría, según usted, siendo tan solo un ente de ficción ni pensante ni sintiente ni responsable de algo que, por causa de su repentino mutismo, no sé qué demonios pueda ser.
– ¿La causa de mi repentino mutismo? — ella, apartando su vista de la mariposa y, con la aguja ahora en suspenso, en alto, no clavada, mirándome con una media sonrisa que, no sé por qué, se me antojó inquietante — ¿de verdad piensa que la causa de mi repentino silencio…, o que mi repentino silencio es la causa, cierta, real, de que usted no pueda saber de qué demonios, o diablos, que puede darme igual, es responsable?
– Pues claro, Lola, ¿o se le ocurre a usted algún otro motivo?
– ¿Y cuánto podría, a usted, a mí, e incluso a su amigo, o más concretamente a su amigo en primer lugar, importarnos o solucionarnos el motivo cuando a los tres, a todos, lo que nos está faltando es la
Y volvió a pararse en seco, de golpe, y tras un parpadeo y una leve sacudida de cabeza volvió a su mariposa de colores, tan tensa en la tela tan blanca en su bastidor.
Y clavó la aguja.
– Y — dice mi amigo — sentiste dolor.
Sin saber, que no supe, precisar la
– ¿Cómo puedes — mi madre — atascarte en algo tan sencillo?
Y pienso si debería preguntar a mi amigo si piensa él por sí mismo y con su propio raciocinio que, por una vez en la vida y como algo excepcional, debería darle la razón.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.