About the work
http://valentina-lujan.es/alicia/perodequeserv.pdf
formulé, sin poder precisar — no ya ahora recordando frente al espejo del baño mientras me afeito sino entonces, sobre la marcha y en el lugar de los hechos — si la pregunta la estaba dirigiendo a él o a mí mismo en una especie de soliloquio que nunca pretendí se asemejara, ni aun de lejos, al de Segismundo o al de Hamlet y que entiendo, con toda facilidad y de inmediato, que se la debía de estar haciendo a él porque, y me parece perfectamente lógico, si me hubiera afeitado alguna vez frente al espejo del baño de la cafetería lo recordaría como un acto inusual y motivado por alguna circunstancia extraordinaria de esas que no se olvidan y, yo, por más memoria que hago, no recuerdo haber estado nunca encerrado en una torre ni tenido intención de matar a mi tío Claudio porque, de eso sí me acuerdo, el único hermano que tuvo mi padre se llamaba de otra manera, y mi madre sólo había tenido una hermana con la que, por cierto y ahora que no sé por qué me ha venido a la cabeza, tenemos poquísimo trato, no por tipo ninguno de enemistad entre mi madre y ella, de esas que suelen darse por causa de herencias y cosas de ese estilo, sino por la distancia y el tiempo que hace que se casó con un americano y se marchó a vivir a Pasadena.
Information about the work: | |
Year | 2025 |
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Comments
Apr 27 2025 21:25
Como ya se advirtió en el índice alfabético de colaboradores que puede verse en el número 178 de entre los papeles de un baulito chino, ha de entenderse que no siempre los colaboradores son los autores de los archivos sino los que los remitieron a Valentina Luján. Los nombres de los remitentes son, como el de Zenobia en este caso, los que (a falta del nombre del verdadero autor que incluso pudo no tener jamás noticia de que su escrito fuera a ser utilizado) figuran en el registro.
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.