About the work
https://valentina-lujan.es/laloli/mirandoladere.pdf
y santiguándose, se cruzaban apenas al alba camino de la iglesia con ella sonriente y siempre con sus tacones, tan peripuesta y ya de buena mañana tarareando, tan alegre, aquellas melodías que entonaba por lo bajo, como en sordina y a media voz, para ella sola, dedicando a las cuitadas su sonrisa vivaz y, en las mejillas sonrosadas, tersas como manzanas, aquellos hoyuelos que se le marcaban aunque luego, ya de verdad a solas o con alguna de las muy contadas almas comprensivas de su confianza, sin tarareos a media voz sino entera y quebrada por la congoja, los ojos se le llenaran de lágrimas y, entre hipos:
– Si es que yo lo sé que en este pueblo no me quieren.
– ¡No han de quererte! — Escandalizada el alma comprensiva, queriendo animarla — No han de quererte y bien sabes lo contentos que se pusieron los sobrinos de don Nicolás cuando…
– No — ella, sonándose que, la otra , “¿te das cuenta como no debes de llorar, que moqueas y te vas a hacer un desgarrón sin querer?”; y la Loli se reía entre lágrimas y la tranquilizaba “¡que no mujer!” —, si los sobrinos y más si son lejanos sí, pero, por lo general pues no.
– Bah — el alma —, ¿qué es en definitiva lo general cuando por lo general se da tan poco?
Y que lo mejor para que no se sintiera culpable era que no perdiese de vista que, cuando más cuando menos, por encima o por delante de los sentimientos suelen estar los intereses.
Y se serenaba ella, un poquito, sí; y con la esquinita de un Kleenex, con cuidado, para que no se le corriera el rímel, se enjugaba una lágrima y, ya de pie dándose un tironcito de la falda tan corta y el último sorbo de moscatel, echando una ojeada a la ventana, que dónde estaba la Brigitte.
− Que la dejé en el pradillo y no la veo.
− Es que — la otra, en tono de no querer herir susceptibilidades pero —, entiéndelo, la llevé al patio.
− A ella le gusta el verde.
− Ya, pero, el verde; que la Linda y las otras y lo seco que está todo tan poco que ha llovido últimamente…
− ¿Ves como tengo razón y que en este pueblo no nos queréis?
Y, rezongando por lo bajo panda hipócritas algún día me las pagaréis, agarrando a su Brigitte que pero — en su tono tan suyo y tan festivo — gracias por las pastitas y el moscatel.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.