About the work
http://valentina-lujan.es/R/nopareceversidos.pdf
no me diese pista alguna de nada concreto ― ni inconcreto ― de qué iba la cosa porque, como se ve, no tiene ningún enlace que la lleve a una hacia detrás ni hacia delante, pero seguí…
Seguí como tantas veces en la vida se sigue aun a sabiendas de que ella, la vida, está empedrada de esfuerzos baldíos acerca de los que disertaré, sí, pero en otro momento en que no esté tan ocupada en averiguar de dónde vengo y adónde voy a almacenar tanto tiempo como, sin darse cuenta la pobre, con su cabeza en otra parte, hizo la suegra de mi vecina como vino sin avisar y ella estaba de compras; y le dije bueno, espérela aquí si quiere…
Y se la veía que buena voluntad sí que ponía, pero le salió no ya sólo que demasiado (tan elástico como puede ser el tiempo según para qué se lo quiera) sino que además muy mal; unas horas tan pequeñas que cuando fui a lavarme las manos antes de cenar me vi de refilón en el espejo y me dije – yo para mí, para ella – “anda que otro día me pillas tú a mí”.
Y todo porque me daba no sé qué tenerla ahí, sentada en una silla esperando a la nuera sin saber en que aplicar el plantón, tan largo como se hace.
Como me vuelva a pasar — le dije al espejo secándome las manos — endoso alguna maleta; que las maletas dan mucha guerra porque (que a veces me ha pasado) los clientes no me dicen si las quieren de verano o de invierno, con ruedas sin ellas, o de niño o de adulto, o para ciudad o para campo o playa o, una vez una pareja y en el último momento como quien dice, que habían cambiado de idea y en vez de a las Bahamas se iban a Islandia.
Leí.
Tan idéntico, palabra por palabra y letra por letra, de lo que recordé que hacía ya muchos años me había pasado a mí con la suegra de mi propia vecina y mis propias… Ah, no, que me acaba de venir a la cabeza que en aquella ocasión eran largos, largos de piscina — olímpica, encima — que le salieron a la pobre tan pequeños que no servían ni para bañera.
Y en el trastero los tengo, por si un por si acaso y… Como hay gente caprichosa que encarga cosas tan extravagantes como una caja de reclutamiento, con sus soldaditos de plomo y todo, que me dieron muchísima guerra con sus mosquetes al hombro, tan pequeños; pero ha pasado tanto tiempo que ya estarán viejos, los pobres, esperando, quietecitos, sin que vinieran nunca a recogerlos.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.