About the work
http://valentina-lujan.es/N/noparecevers9a.pdf
a estas alturas ya sabremos todos qué pregunta, no parece en un principio, que pueda resultar problemática a menos, naturalmente, que perdamos el hilo, o el sentido común o el de la propiedad — privada, en este caso — que cada uno hemos de hacer valer sobre nuestra propia memoria y, si se deja, sobre la de los sensibleros y nostálgicos que se hacen una piña a la hora de todos al alimón esgrimir recuerdos de hechos y acontecimientos que, de uno en uno y sin sentirse arropados por todos los demás que los secundan, no osarían evocar sin sonrojarse porque recuerdan — esto sí, y sin necesidad de apoyo ni de amparo — con nitidez abrumadora que lo que mienten añorar no es ni sombra de lo que detestaron cuando lo vivieron de verdad.
– ¿O ya lo hemos perdido? — Preguntaba doña Finita siempre, tan inocentona, sin darse cuenta de que en cuanto lo decía todo el mundo se orientaba.
El hilo, también lo sabrá todo el mundo, porque todo lo demás susceptible de ser perdido que se enumera en el primer párrafo de este escrito carece, y doña Finita lo sabía, del mínimo interés turístico o valor histórico que conferiría a la pérdida — tanto si fuera esta sensible como si lo fuera desalmada, cortante y fría como el pedernal — la cualidad de irreparable cuando, y también eso doña Finita aun en su inocencia lo sabía, reparar un daño es un acto de humildad que enaltece a quien lo realiza al que ella, Finita, en sus ansias por acaparar virtudes y cuantas más mejor, no estaba en absoluto dispuesta a renunciar.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.