About the work
https://valentina-lujan.es/R/reducapunti.pdf
reducido a apenas un puntito sudoroso allá a lo lejos, y eso que venía ocupando en las cuatro últimas temporadas el número dos en el ranking; rendido por el enorme esfuerzo y con una ceja rota y maldiciendo con voz entrecortada por la ira y jurándose no volver a participar nunca en un combate tan amañado porque yo ― se pavoneaba con sus amigos en el bar ― se, y de muy buena tinta, que hay tongo.
–Puede ― porque Pascual, aunque no había encontrado nada enteramente concluyente después de haberse repasado el código penal de cabo a rabo, también tenía sus dudas como era, a pesar de que no lo pareciese escudado tras su máscara de timidez y sonrisita servicial que era, a lo mejor, lo que hacía que mamá lo tratase con la deferencia con que se suele tratar a los niños que han venido nada más de visita, tan terriblemente desconfiado ― pero para llevar el caso ante los tribunales necesitamos pruebas.
–“¡Pruebas!”, ¿qué pruebas, si es vox populi?
– ¿Y qué es eso?
–“¿Y qué es eso?” ¡Hombre por favor: algo que sabe todo el mund…
– ¡Pero… y sea lo que sea; a ti qué más te da, déjate ahora precisamente ― aconsejaba uno de los amigos más sensatos ― de latines; el populacho enardecido, Ovidio, puede decir cualquier cosa!
Y que lo dejasen a él, dejadme eso a mí, dijo. Que él sabría cómo arreglarlo…
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.