About the work
http://valentina-lujan.es/trans/Lasolucionquelue.pdf
que luego, cuando los hechos se manifestaran abiertamente irreversibles e investidos de todo el esplendor de su poderío, se mostraría no tan magnífica como pareciese cuando, en el casting y asesorada por un coach por el que todas las demás se habían peleado a brazo partido porque tenía muchísima fama, la viésemos vestida de amazona y a caballo sino, para desencanto de un público ansioso de novedades, ataviada con sus ropas de siempre y sus tacones demasiado altos para resultar creíbles si se consideraba el camino demasiado largo y harto pedregoso que hubiese de recorrer hasta hacerse patente, pero, y esto era una particularidad que también habría de considerarse, totalmente desprovista de maquillaje, las uñas rotas y, el cabello, lacio y sin rastros de aquel brillo rojizo con que deslumbrara a los patrocinadores del evento que, no poco desencantados y albergando serias dudas de que fuera a proporcionarles ni la cuarta parte de la rentabilidad que la agencia especializada les prometiese, comentarían entre sí, para salir del paso y en según qué casos podría valer, que aunque las maravilla de las maravillas no es que lo sea, lo que pueda decirse rematadamente mal mala no es que esté, del todo resentida e intratable y, enfadada, declararía, en tono bastante más alto que sus tacones aunque más áspero también que su tafilete tan fino, que nos podíamos ir marchando todos a la mierda, y que si lo que queríamos era una guarrería de solución casposa y mediocre de esas que en cuanto te fijas un poquito resulta claro como el agua que tan sólo son un parche, buscásemos a otra.
Y se marcharía dando un portazo que le pediría la señorita que, por favor no muy fuerte, tesoro porque, entre unas cosas y otras unos días porque has estado haciendo footing y sin tiempo de cambiarse llegaba en playeras, y otros porque tenías después una cita y se presentaba con las uñas impecables y llena de bucles, llevamos tantos días con los ensayos que mi pobre cabeza no soportaría uno más sin que me diera un ataque de histeria y, entonces, habríamos de recurrir a la suplente que, allá nosotros y la solución tan díscola, sería muy posiblemente la señorita Marcela jurando, en arameo como era tan culta, que al año siguiente iría de veraneo a la Costa Azul, o a la Dorada o a la Blanca, que ya vería, pero que a este poblacho de patanes no regresaría jamás de los jamases.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.