About the work
https://valentina-lujan.es/S/senoritoria.pdf
o Clotilde, o Rosaura, o Fructuosa, dependiendo de a quien tocara el turno porque os pasa – decía Basilia – igual que con el perro que cada una tenéis que llevar el vuestro y así pasaba lo que pasaba…
−O véase, si no, qué pasó con… “¿era Albertina?” – quiere recordar la menos corpulenta de las Fuenfría – con las orejas y el rabo y las manchas de su Pascual.
Pero no puede, la menos corpulenta de las Fuenfría no puede, por más que quiera, y mira que lo está intentando con todas sus fuerzas, clavados sus ojos angustiados o ansiosos en una Genoveva que, imbuida hasta los huesos aquellos suyos que de quién o de dónde le habrían venido ni a quién o cuando ir a protestar, exponiendo sus razones, claro, que no los quería, o que por lo menos se los cambiaran por otros, que había sido un error o pecado de vanidad imperdonable el aceptarlos sin saber lo que el acarrear con ellos exigiría de aquella, esta, su naturaleza tan creadora, tan encaramada en aquella autoridad jamás buscada, en aquella autonomía tan suya de la que en el fondo de su corazón abominaba, miraba con los suyos a otro lado como queriendo dar a entender yo ya os he dado el Mundo y la Vida y todo cuanto necesitáis para desenvolveros en el Uno y en la Otra, el cómo Configurarla y Modelarlo es cosa vuestra.
Y que no siguiéramos, hoy por lo menos, todos mosconeando alrededor de ella, que tenía agendada o miradlo si queréis en la aplicación de vuestros móviles o en el calendario zaragozano una tormenta con mucho aparato eléctrico y, mira, las horas que son y ni un rayo ni un trueno ni una nubecilla tengo ni medio enjaretados todavía.
Sin apiadarse, en su inmutabilidad, por la Fuenfría y sus denodados esfuerzos por recordar.
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Code: | 2408179142565 |
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Date: | Aug 17 2024 17:54 UTC |
Author: | El asador de castañas |
License: | All rights reserved |
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.