About the work
https://valentina-lujan.es/K/azar.pdf
Caótico concatenar, unir, enlazar; azar.
Azar, a zarpazos; pazos pazotes, mesa promesa.
Mesándose los cabellos bello, llorado adolescente enterrado, adorado.
Adoctrinar, trinar, narcótico icono.
Conocer certero erotismo mortecino inocente entendiéndose dosel sellado.
Lado adormecido; idoneidad dadivosa osando dominar, minar, armar maridaje ajeno enormemente.
Mente, ente; cosa o ser que tiene existencia real o imaginaria.
Riada adagial o proverbial.
Alabadora adoratriz triza rizal.
Zalagarda o astucia maliciosa osando dominar, sujetar, contener, reprimir.
Mirador adormecido mecido.
Acunado por la mano amable de quien narra arramblando, desterrando en voz baja, sin violencia, miedos ancestrales con cuentos de héroes y dioses envueltos en leyendas fascinantes.
Antes, mucho antes de que…
Mirador dormido.
Silencio.
Y un beso en la frente.
30 de marzo de 2023
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.