About the work
http://valentina-lujan.es/F/Fhbeaoh.pdf
No teníamos ni idea de que aquello que se manifestaba como una conjunción de claridad un poco desvaída que lo envolvía todo y sonidos casi transparentes que parecían reverberar, frágiles, contra todo lo que chocaban fuera las ocho de la mañana; y nos encontrábamos a varios milenios de saber que unos minutos antes nos habíamos levantado de la mesa, pero lo cierto es que sabíamos que cuando la sombra de la tercera estaca de a mano derecha de la empalizada tenía exactamente una longitud de cuatro zancadas de Prjig (o, en su defecto, cinco de Gñyu, que tenía las piernas más cortas) y su punta rozaba el umbral de lo que Nufñre había dado en denominar “granero” nos sentábamos sistemáticamente a desayunar, y cuando la punta de la sombra de la quinta estaca de a mano izquierda rozaba apenas el perímetro (que había que ser tan pedante como Kpugdil para largar algo así) del rescoldo humeante todavía de la hoguera, nos poníamos de pie y nos encaminábamos cada cual a nuestro puesto para aplicarnos a nuestras respectivas tareas.
Ignorábamos que aquello fuese una costumbre, pero desconocíamos el estar ignorando tanto eso como cualesquiera de otros tantos conocimientos a los que ya iríamos ― paciencia, solía recomendar Lewhgif, optimista como era, y aquella pachorra tan desesperante, que todo llega ― accediendo cuando, una vez superada aquella primera etapa que reconocía como la más dura pero la más prometedora, pudiéramos dedicar algo de nuestro tiempo al ocio y al estudio.
– ¿”Ocio”? ― había preguntado Myhsbk con la boca llena de manera que, echando cuentas y considerando que a la sombra de la primera estaca (es decir, la tercera a mano derecha) aun le faltaban un par de cuartas (de las de Uhlkthñ, que tenía las manos pequeñas) para alcanzar la longitud de cuatro zancadas de Prjig, debíamos de estar como vengo de decir desayunado ― ¿Y eso qué es?
― Oh, algo muy sencill…
― Vamos, Srailkt, no irás a explicárselo ahora, ¿verdad? ― intervino Sijgäw limpiándose la bocaza con el dorso de la mano ― Todavía tienes que hacerme las trenzas…
― Y que de hoy ― se apresuró a precisar una voz anónima aún sin numerar ― ya sí que no puede pasar. Tenemos la… ¿cómo se llama eso que dijo Nufñre el otro día?
― ¡" El otro día"! Todos los días que no son este día son otros días ― de nuevo Myhsbk con la boca llena ―. Como no des más pistas…
― Nevera ― atajó Kgyaert.
― Pues ― la voz anónima aún sin numerar ―, está vacía.
― Es posible ― apostilló Sigbut con su inconfundible voz gangosa ―, pero yo juraría que dijo frigorífico.
― No digas tonterías, Sigbut ― lo amonestó Rgoqiwz, tan nada proclive a dar un paso adelante hasta no tenerlo todo bien atado ― ¡Tendremos todavía que esperar siglos para estar en condiciones de poder jurar algo!
― Siglos. Es bonito ― valoró positivamente Dejfwo ― ¿Serás capaz, Pklus, de recordarlo?
― Lo intentaré ― repuso ― pero ya tengo hoy conjunción, reverberar, minutos, tarea, paciencia y desayuno, así que, si queréis también que añada ocio…
— ¡Voto a favor de que lo añada! — vociferó alzando el brazo Wkaiof .
― Estoy tratando de zanjar el tema ― se quejó Srailkt ―; pero como estáis interrumpiendo todo el rato…
― Venga, no discutamos ― Lewhgif alzando la mano para pedir calma ― ¿Por dónde íbamos?
― Por que Sigbut juraría que era frigorif…
― Ah, ya ― Yo, en tono expeditivo ―; pero no lo va a jurar de momento; Rgoqiwz tiene razón. Además cuando Nufñre se embala exagera mucho y a veces ni sabe qué pueden estar implicando sus palabras.
— Y con todo lo concerniente a los dioses hay que andarse con prudencia — dijo Rgoqiwz.
—Y ahora implicando y concerniente — se lamentó Pklus.
― ¿Lo dejamos entonces en “nevera”?
― ¿Y cuánto pueden importar esas pijadas? ― Impaciente Gjifsw ― El hecho irrefutable es que está vacía.
― Y, ahora, pijadas e irrefutable ― Kgyaert, en tono afligido ―. No puedo garantizar el tener cabeza para tanto.
¿Sigue sin aparecer? *
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.