About the work
http://valentina-lujan.es/P/peroestono.pdf
Pero esto no era, no había más que verlo, ninguna versión diez de nada; ninguna versión diez sino la ocho y, encima, de nada que fuese lo que yo buscaba.
Seguí con el tecleo…
Seguí tecleando, sí, pero sin quitarme de la cabeza que no era capaz de entender por qué, habiendo pulsado exactamente en el mismo enlace de la misma página en que lo encontré por primera vez, lo que venía a la pantalla no era – como dijese la de la copla – la versión que buscaba sino la ocho…
¿De qué?
Seguí tecleando…
No tenía ni idea “de qué” – ni para qué tecleaba, a lo mejor – pero entendiendo que había un “algo” de lo que debían en buena lógica de existir siete versiones más o, por lo menos, nueve.
Seguí tecleando enfebrecida hasta que, después de peregrinar por un sinfín de páginas, y de hospitales, y de películas que en otro momento me habría parado a mirar si eran buenas o malas y “a ver – me hubiese dicho – si voy la semana que viene” pero no ahora que estaba tan atareada, y de jardinería con flores tan vistosas pero que yo ni me las planteo porque para las plantas he tenido siempre una mano malísima, y otra vez el Google Earth porque una vez tuve el capricho de buscar una pastelería en las islas Fidji aunque lo más seguro es que no vaya a las islas Fidji nunca sin pararme en ninguna, fui a dar, por lo menos, con algo que por lo menos me daba la razón aunque, porque era esta
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.