About the work
https://valentina-lujan.es/B/cuandoalasalida.pdf
cuando, a la salida de la barbería donde ejercía como aprendiz cuyos conocimientos no habrían ido más allá de lo que es propiamente el afeitar, corría o con mayor propiedad “volaba” en alas de su afán de superación y con el bocao en la boca a recibir unas clases nocturnas de maquillaje que dieron mucho, pero que mucho que hablar no sospechándose ― porque quién habría podido imaginar ― , de una parte, que habían de venir tiempos en que el culto a la imagen llegaría a convertirse en obsesión tan desmedida que lo catapultara a la fama años después por obra y gracia de una epidemia de gripe que, sí, diezmó a la población, pero no hizo mella en la vanidad de los afligidos deudos de los finados, que echaron como se dice vulgarmente “el resto” para que el suyo fuera el mejor presentado de todos los muertos y, de otra parte, que no a mucho tardar la tanatopraxia sería realizada por impresoras 3D manejadas por robots diseñados por una inteligencia artificial que quién, se preguntaban las cabezas pensantes aún provistas de cerebros provistos de inteligencias naturales, podría ser capaz de pensar excepto él, el enamorado — de Amanda, o de Carmelo, o de los dos como hay personas que… que decía Basilia dejando tres puntos suspensivos en el aire y en suspenso qué personas hay que… — que, previsor, había echado sus cuentas y encontrado consuelo en que, bueno, si los robots le privaban de adornar y acicalar a los muertos acicalaría y adornaría él los parterres de alrededor de las tumbas porque, decía su abuela, cuando se tienen sensibilidad y buen gusto y sentido de la estética a cualquier cosa se aplican.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.