About the work
https://valentina-lujan.es/doc/No%20pod%EDa%20imaginar.pdf
No podía imaginar, en aquel primer momento y guiada tan sólo por el impulso, que iba a ser a la larga un título tan acertado para mi página.
Pero no debo seguir ahora con estas tonterías; tengo que ir antes de que cierren a recoger del zapatero los mocasines de niño y, después, quitar la hebra a un quilo de judías verdes porque mi suegra va a venir a comer y resulta que hace unos días se tomó la tensión y la tenía por las nubes. Así que está a régimen.
Me pongo aquí, a modo de recordatorio ― tengo una memoria malísima ― y en letra más pequeña para no confundirme, que este archivo está enlazado desde el cuadro de texto del archivo titulado PageID 5389873, que no sé ni de dónde ha salido ni de quién pueda ser, pero que tan pintiparado lo que cuenta a una situación como la mía me viene lo que se dice al pelo; aunque tan liada que voy a estar unos días con los disfraces de la fiesta de navidad del colegio de los niños, de rey Melchor él y ella de pastorcilla, ya veremos si me organizo y me reencuentro.
Ah, una cosa que se me olvidaba (pero no me importa mucho porque si les pongo una patata o dos puede que me arregle con medio quilo), que me telefoneó un señor el otro día — me localizaría por la página — y me echó una bronca monumental y protestando de que hizo lo de la crema de manos — anda medio desquiciado, el hombre, y por eso le perdoné los exabruptos, porque no es capaz de dar no sabe ya si con la tecla o con la enfermedad que lo aqueja…
– Y bien pringosa — dijo —, siguiendo su consej…
– ¡Pero si el consejo era no dársela!
– ¡Pues por eso precisamente, cagüenlá! ¿No le estoy diciendo que llevo ya de médicos… ¡Pero que no hay manera, oiga, de acert…
– Ah — yo —, ¿Qué lo hizo por probar?
– Éeeeeeeeeeeequilicua.
– ¿Y?
– Me salió una ferretería.
– Pues eso va a ser — deduje — que tiene usted o fatiga o fracaso escolar.
– Fatiga no sé; pero, lo otro…
– Es una enfermedad, le advierto, muy generaliza.
– Ya, pero a mi edá… Tengo setenta y siete años… Aunque, ahora que lo dice…
–Lo ve. Seguro que hace alguno de esos cursos para la tercera…
–En la universidá, sí; cálculo diferencial. Pero voy muy bien, no me siento fracasado.
– Pues entonces no sé qué decirle…
– No sabe qué decirme ¿Por qué se mete a aconsejar si no se sabe las istruciones completas?
– Las de la efe no — y, por disculparme —; yo es que no pasé de estrés.
–Pues, a mí, lo que le digo… Y luego empezó a recitar tuercas dos sartenes 3 plancha 16…
– ¿Y ese salto?
– Bueno, por no cansarla a usté, del 4 al quince las sartenes no eran antiadherentes.
– ¿Y las planchas?
– No eran de vapor.
– Ah ¿Y qué hizo entonces?
– Pues dejarlo para otro día porque como no tengo tarjeta de cred…
–No — yo —: Que qué hizo con sus achaques.
– ¿Pero no le estoy diciendo leñe que colgué y marqué el cero?
– ¿De qué se queja entonces?
– Eso es lo que estoy tratando de averiguar — va y me dice —, pero como usté puso mal las istruciones…
Me dijo, encima de que se molesta una.
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Code: | 2406018149805 |
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Date: | Jun 1 2024 20:13 UTC |
Author: | La señora de los boquerones |
License: | All rights reserved |
About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo. No tengo formación académica.