About the work
https://valentina-lujan.es/Y/yporloquedi.pdf
Y por lo que digo, también, que para que se vea bien la diferencia con mi verdadera chuleta no quise nunca más volver a ella y preferí dejarla así sin terminar aunque ello me acarrease el perderme y no encontrar ni el de dónde vengo ni al dónde voy — como tengo una cabeza tan mala — ni el poder seguir con mi oca, tan adelantada que ya me la había yo encontrado que me tenía casi ya a las puertas del cielo pero yo, so tonta que siempre seré tonta, no quise entrar en el cielo por evitarme, que de eso sí que me acuerdo, de tener que retirar los aparadores de la cocina y tener que quitar las pelusas y las horquillas y los mecheros, pero, que de eso me acuerdo también bastante, ya ni eso quise porque si aquella idiota me estaba suplantando y que, además, como yo digo, una cosa es que me quitase mi página tan bonita y tan elegante que era y, otra, muy diferente, que me quitase también hasta mi pobre página tan gris y tan triste de cuando ya andaba yo deprimidilla, que si ella también es de las que se deprimen, que me parece a mí que somos legión, pues que se haga su propia página con sus propios globos y no que, como ella hizo, también los globos me los quitó y me los suplantó y ya pues con ese panorama pues que ni me animo yo a buscar, ni aunque supiese dónde está que no lo sé, mi juego tanto que me lo trabajé y con sus flechas y con su todo y hasta con su trampa, tan bien hecha y tan limpita, que me la hice yo con toda la honradez y todo el espíritu de sacrificio para no entrar en el cielo y tener más tiempo de vivir la vida y que además quedase bien, con sus indicaciones de y tiro porque me toca y de puente a puente y todo pero, ya, ya digo, no; no porque no quiero a lo mejor jugar sin saberlo en una oca que no es la de mi suerte ni la de mi destino ni la de mi azar y yo, tan inocente, equivocada sin saber ni cómo ni por qué tirando de un azar que no es el mío sin ninguna necesidad y, encima, engañada ; así que le regalo la jugada a ella y que le aproveche y le vaya muy bien porque yo prefiero, puestos a correr riesgos, aventurarme con un destino que no es el mío pero sé yo ya de antemano que es de otro sí, pero que puede ser bueno y, aunque fuese malo, siempre será un consuelo el decirse bueno yo lo elegí y no, que eso sí que no lo quiero, aguantarme con uno que para colmo de no haberlo elegido libremente lo mismo es hasta un desastre de puro malo.
Y por eso no volví, y como no volví y no me podía quedar ahí arrinconada y hundida en la miseria me puse a ir a todas partes y a todas las páginas que se me ponían por delante con la esperanza de que, por qué no, me podía lo mismo encontrar otra jugada empezada que, con la tranquilidad absoluta de que no era en absoluto mía, yo podría tan contenta seguir y olvidar aquella otra que tanto trabajo me había dado pero estaba dispuesta, si hacía falta, a tirar por la borda con tal de conservar mi independencia y mi identidad y mi idiosincrasia.
Y, así, yendo a todas partes y aunque tuve que dedicar una buena temporada tan a salto de mata como una siempre anda que ni tiempo tiene para sí misma y su propia realización, conseguí, al cabo de muchas vueltas, dar con una casilla 33 sin estrenar que, me dije, como quedaba más o menos a la mitad del recorrido tantos pasos tendría más o menos en mi favor como en mi contra para llegar al cielo o tener, si venían malas bazas, que volver a empezar.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.