About the work
https://valentina-lujan.es/Q/quemelotrajeaq.pdf
Aquí, a mi página gris como mi ánimo tan negro para que no se confundiera con mi casilla 33 y aquí, ya tranquilamente yo, pues tan a gusto a tirar mi dado y a ver qué salía y volver a hacerme yo mi composición de lugar con mis flechas y con mi de todo y todo bien localizado y bien señalizado como a mí me gusta dejar las cosas pero, esta vez eso sí, esta vez no eso de por favor por favor que me salga tal o que me salga cual y prometo esto y lo otro. No. Esta vez no. Esta vez tiré sin nervios ningunos ni hacer ningún trato y me salió, así sin más preámbulos ni contemplaciones ni nerviosismos ni agobios ningunos, un cuatro que me llevó — no me importa decirlo aunque luego cuando lo dibuje se verá mucho mejor — a la casilla 37 que, mi suegra, como es tan mordaz, me dijo cuando se enteró y a qué otra parte podrías tú ir que al elemento tierra el más inferior de todos y el más elemental y el más grosero y menos evolucionado porque tú, me dijo, eres un ser humano bastante primitivo reconócelo. Y como aquel día no tenía ganas de discutir le dije que sí a todo pero cuando ya estuve yo sola y tranquila mirando los dibujos (pongo detalle aquí) pensé que podía ser si no exactamente lo que ella decía algo sí relacionado con el número cuatro porque la verdad es que las cuatro casillas tenían los mismos colores y parecían tener algo en común. Pero no sé, eso de los cuatro elementos me parece cosa a mí de gente culta y, mi suegra, pues… Aunque en las clases para la tercera edad del hogar del jubilado ella aprende muchas cosas, la verdad.
Y estuve a punto de deprimirme del todo de sentirme tan primitiva y de andar tan a ras del suelo como ella me dijo, pero reaccioné a tiempo y, antes de irme a recoger la ropa de la cuerda porque la tarde estaba muy revuelta y amenazaba con llover tiré el dado para salir, por lo menos, de aquel barrizal.
Pongo los globos nuevos.
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About the creator
Escritora, porque la escritura es lo que profeso. Pero, no siendo la escritura mi fuente de ingresos, no me atrevería a denominarla mi profesión. No creo, por otra parte, que estuviera dispuesta a avenirme a complacer a nadie, lector o editor. Ni a comprometerme a cumplir los plazos de entrega a que deben ceñirse tantos de los que publican. Literatura por encargo, como si el escritor fuera un sastre o un fabricante de electrodomésticos. Me espanta el sólo pensarlo.
No tengo formación académica.
Ah, que se me olvidaba explicar a mis lectores, y a mis seguidores, y a mis amigos y enemigos, por qué "Telas de araña con bastón, canario y abanico"; y ello es por algo tan sencillo como el hecho de que la vida, todas las vidas, son exactamente una tela de araña, entretejiéndose, las unas con las otras.
He de confesar también que el título no se me ocurrió a mí; no. El título es el de un cuadro, grande, al óleo, que vi hace muchos años no recuerdo ya dónde en una exposición y en el que, aunque me dejé los ojos escrutándolo, no logré encontrar ni el bastón ni el canario ni el abanico y que, además y desafortunadamente, no recuerdo el nombre del autor.